Real Zaragoza 0 – 2 AD Alcorcón | Crónica

Real Zaragoza 0 – 2 AD Alcorcón | Crónica

Moverse un poco, maños

El tranvía de Zaragoza, en Pilares, no empieza lo que acaba. Durante varios días ve fragmentado su recorrido para dar paso a la fiesta. Es un transporte “interrumpido”. Y algo así le sucede al Real Zaragoza. No consigue ejecutar sus planes, consumar lo dispuesto durante la semana. Siempre hay algo que se lo impide. Una expulsión, un gol anulado, un error imperdonable, un arbitraje deleznable…Bueno y también su juego plano, su impericia para navegar en la tormenta, su indolencia física, su torpeza táctica o la ausencia de una hoja de ruta consistente. En cualquier caso, ahí tenemos la vía muerta en la que ahora mismo dormita el león.

El Zaragoza cayó derrotado ante un equipo frágil e inconexo que había recibido al menos dos goles en cada uno de los últimos cinco partidos. Y lo que es peor: activó el mecanismo de la desconexión con su gente, la que se deja el alma desde hace tanto tiempo por unos colores a los que no honran ni los jugadores ni los técnicos ni los dirigentes. Ayer el zaragocismo volvió a vivir otro episodio vergonzoso y la puñalada duele más cuando la carne está viva por la ilusión que están a punto de matar.

En octubre de 2022, parafraseando a nuestro admirados Ixo Rai!, titulé la crónica “Como todos los meses de octubre”. Si echamos la vista atrás comprobaremos que algo ocurre en el corazón blanquillo casi cada otoño, alrededor de los Pilares. Algo sucede que impide que los proyectos alcancen cierta madurez. También este año. La derrota de ayer es una espoleta y enciende la hoguera de las especulaciones sobre el futuro del entrenador y la calidad de la plantilla. Pero vayamos al grano.

Empezamos por la alineación. Escribá nos presentó nueve cambios, en un ejercicio muy pocas veces visto en cualquier equipo salvo en pretemporada. Nueve movimientos que nos animaron a leer un mensaje de difícil comprensión. Con esta piezas por ajustar afrontó el equipo aragonés el partido, proponiendo un ritmo alto y una vocación de cierta verticalidad que logró encerrar al Alcorcón en su humilde morada. Fueron casi diez minutos con cierto perfume ganador, con continuas oleadas que golpeaban la orilla madrileña sin dejar nada en la arena. Un chut alto de Vallejo y un larguero de Azón fueron las dos primeras balas utilizadas por los zaragocistas. La segunda se mereció ser gol y ahí quedó el primer arañazo.

El segundo vino poco después, cuando el muy cuestionable VAR decidió desnaturalizar un deporte que va camino de la extinción porque sus dirigentes se han empeñado en oxidar su alma. El árbitro, nefando, primero señaló amarilla a Vallejo por disimular una caída. Después paró el juego porque desde la sala de las pantallas le dijeron que había algo. Más tarde, como no podían pitar un penalty que era clamoroso, se inventaron un fuera de juego que si se lo hubieran pitado a Cruyff, Maradona o Messi jamás habrían llegado a ser Cruyff, Maradona o Messi. Y ahí empezó a vestirse con sus mejores galas la muerte del partido.

 El Zaragoza siguió con el partido. Lo intentó, inventó pasillos de creación y llegó hasta el final, pero no materializó ninguna de las ocasiones que hilvanó. Ni Bakis, completamente diluido, ni Valera, ni Moya. No había forma. El público empujaba, la grada temblaba de pasión, pero no había modo de clarear la noche. Mientras tanto, el colegiado, un tipo mediocre según nos mostró con sus gestos y decisiones, decidió romper el partido. Su actitud, alejada de lo que tiene que ser un juez justo (nótese que utilizo un adjetivo donde no debiera) ayudó a destrozar la contienda, gustándose en cada decisión y agitando la excitación del público. Lamentable.

Como lazo a semejante paquete, llegó el error de Poussin y Grau. Ambos, portero y centrocampista, protagonizaron la jugada torpe de la noche, de lo que se aprovechó Bravo para batir al francés en su primer partido como titular en La Basílica. Menos mal que Escribá había deseado que le saliese todo bien. Lo que sí ocurrió es que al Zaragoza todo le salió mal. Incluso a su flamante central uruguayo, al que le dibujaron en varias ocasiones que hay costuras que se rompen fácilmente, lo que le llevó a recibir una amarilla y que le sacasen los colores en un par de ocasiones.

Con un gol en contra se llegó al descanso. Escribá vio claro que el centro de la defensa peligraba y le pidió a Francés que ocupase el lugar de Mouriño. El equipo salió con buenas intenciones y dispuesto a asaltar el fuerte madrileño, bien apostado y armado hasta los dientes para defender la inesperada ventaja. En estas situaciones conviene disponer de jugadores atrevidos, capaces de desafiar a sus oponentes y osados en los duelos. Desafortunadamente, el Zaragoza ahora mismo solo cuenta entre sus filas a un jugador así. Valera se deshizo en intentos, inició duelos individuales y se vació afrontando regates a veces imposibles, pero al menos es valiente. Los demás, no. Y mucho menos Bakis y Azón. Hay mucho miedo, los futbolistas viven atados al pase de seguridad y no hay fórmulas mágicas cuando se juega al fúbol con la misma movilidad que una partida de guiñote.

Mollejo y Aguado entraron por Grau y Bakis, quien ayer ya oyó los chiflidos de su gente, y muy pronto su entrada generó cosas. Para empezar, un gol. El toledano logró el empate pero de nuevo el VAR decidió si hay vida o no y anuló el tanto por fuera de juego. Estamos en la era de la microcirugía futbolística, en la que es más importante demostrar que un jugador está un milímetro adelantado que degustar un verso escrito por un mago del balón. Al parecer esa circunstancia es de vital importancia. Lo dicho: Maradona nunca habría sido Maradona si hoy jugase al fútbol.

El partido continuó con los mismos instrumentos y, por tanto, la misma melodía. El Zaragoza atascado en su falta de idea futbolística, con unos jugadores agarrotados a los que se les ha hecho grande la afición y el club. El Alcorcón, acomodado en su madriguera esperando que el contrario cometiese un error o, por lo menos, no encontrase el acierto. Como a los aragoneses lo de jugar al fútbol, lo de buscarse y encontrarse, lo de proponer jugadas que encorralen al contrario no se les da, la afición tomó nota y le regaló varias muestras de enfado. Y ni aun así, porque en el minuto 81 se produjo la segunda jugada de infortunio de la noche. Aguado cedió un balón ignominioso a Poussin, que recibió un plantillazo tremendo de Bustos. El balón quedó suelto y Yan Eteki lo recogió para marcar el 0-2.

Es cierto que el gol no debió subir, pues la falta del delantero fue flagrante y el árbitro, inepto donde los haya, no la señaló. Sin embargo, eso no impide que la hinchada muestre su justa indignación y decepción con un equipo que nunca debió llegar a discutir con un Alcorcón en descenso si hemos perdido por culpa del árbitro. Eso sería reconocer que aspiramos a lo mismo y, dadas las circunstancias, habrá que trabajar mucho y, sobre todo, muy bien para retornar a la senda del regreso a casa. A Primera.

Ficha técnica

Real Zaragoza:
Poussin; Gámez, Mouriño (Francés, 46), Jair, Lecoeuche (Sergi Enrich, 80); Grau (Aguado, 59), Moya; Valera, Manu Vallejo (Maikel Mesa, 80); Azón y Bakis (Mollejo, 59).

AD Alcorcón:
Jesús Ruiz; Víctor García, Rivas, Babin, Chema Rodríguez, Morillas (Castro, 57); Mosquera, Bravo (Yan Eteki, 50); Javi Lara (Bustos, 57), Addai (Artola, 89); y Chiki (Jacobo González, 57).

Árbitro:
Quintero González (Comité Andaluz). Amonestó a Mouriño (16), Valera (45+3), Chiki (45+5), Jesús Ruiz (57), Mollejo (84), Chema Rodríguez (86), Maikel Mesa (87), Mosquera (93) y Azón (93),

Goles:
0-1, min. 37: Bravo. 0-2, min. 81: Yan Eteki.

Incidencias:
Partido de la Jornada 10 de LaLiga Hypermotion 2023-24 disputado en la Romareda, con 29.000 espectadores.

Puntuaciones

Poussin: 1. Protagonista en los dos goles, no es la mejor tarjeta de presentación.
Gámez: 1. Inexacto y fuera de tono.
Jair: 2. Correcto y cumplidor.
Mouriño: 1. Nervioso y falto de recursos.
Lecoeuche: 1. Débil en defensa e impreciso en ataque.
Grau: 1. Horizontal e inofensivo en la organización.
Moya: 1. Se ha perdido en el bosque de la inoperancia.
Valera: 2. Vertical y osado, intenta romper los muros del adversario.
Vallejo: 1. De menos a más, se esbafó en poco tiempo.
Bakis: 1. Ahora mismo es un delantero enzenegau con el gol.
Azón: 2. Un disparo al larguero y mil intentos baldíos.
Francés: 2. Ordenado y firme.
Mollejo: 1. Marcó un gol que le anularon y luego se fue.
Aguado: 1. Solo y desconectado.
Maikel Mesa: S. C.
Enrich: S. C.

por arrúa 10 (Real Zaragoza, Aire Azul)
@japbello

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