Real Zaragoza 1 – 3 Burgos CF | Crónica

Real Zaragoza 1 – 3 Burgos CF | Crónica

Y desmayados nos dejan

Sin sangre. En los ojos. Así se expresó Víctor Fernández en la rueda de prensa, construyendo un mensaje atronador, limpio de hojarasca y alejado del ruido de las palabras huecas. No hay lugar para la duda ni espacio para la ambigüedad cuando tu entrenador fija su discurso en el corazón y en la mirada, dos ámbitos mal gestionados por el equipo aragonés ante un rival, el Burgos, que supo hacer muy bien lo que sabe hacer muy bien. Digamos que le enseñó al Zaragoza el camino a seguir.

Era la tarde para cerrar una temporada mediocre, vacía como una tarde de domingo, en la que aún cabe la tragedia, algo en lo que nadie repara pero que puede convertirse en un abismo insondable. Como no se firme la salvación en las dos próximas jornadas veremos soplar el cierzo del pánico entre las arboledas zaragocistas.

El equipo aragonés comenzó con firme alegría. Sus acciones tenían vocación de gol y en su busca fueron los muchachos blanquillos, abrazados a las buenas sensaciones que Huesca y Leganés dejaron en su mochila. Se ubicó con osadía en el terreno burgalés y acotoló al rival con sus correrías por la banda de Gámez y Valera.

Había cantidad, pero no calidad. Faltó precisión en los metros finales, si bien las ocasiones fueron abundantes. Con una sola que se hubiera materializado habría cambiado el gesto de un partido que había comenzado con la grata noticia del regreso de Cristian a su territorio natural: la portería. Tenemos computadas un par de buenas jugadas en las que bien se podría haber roto el marcador a favor. La primera, una prolongación interesada de Mesa hacia Valera que el murciano no acabó de concretar con su tiro desviado; la segunda, un cabezazo del tinerfeño que salió fuera por poco.

Las bandas eran protagonistas.

La ausencia de Marc Aguado había desnudado al equipo por dentro, por lo que Víctor pensó que era buena idea romper barreras ampliando el campo y buscando las costuras laterales. El problema fue, por una parte, la falta de calidad en el remate; por otro, que el Burgos es un equipo de orden, de los que pagan sus impuestos y no incumplen la norma. Fieles a su estilo y obedientes al mensaje de Bolo, no se desarmaron. Al contrario, descubrieron que el equipo zaragozano se descosía cuando se estiraba en labores de ataque y buscó su espalda. Bien trenzando jugadas, bien buscando el balón largo o conducido. Y fue de este modo, con la conducción, como logró el primer gol. Empleó para ello la llanura interior y el encargado de hacerlo fue Montiel, que encontró un espacio ancho por el que transitar y al que no le costó fabricar un chut curvo y duro que destrozó la portería de Cristian. El gol, una belleza.

El partido se pintó de verde. El Burgos manejó el balón con criterio y pausa, todo lo que no tenía el Zaragoza. Sin embargo, los de Víctor no reblaron y siguieron a lo suyo: martilleando las bandas y enviando balones a mansalva al área. Y fue en una de esas maniobras de aproximación cuando se produjo la acción. El joven Liso recurrió a un gesto técnico de primer nivel y lanzó un chut lateral con su pierna zurda que restalló en el larguero de Caro. El balón salió despedido violentamente y fue recogido por Moya, cuyo disparo tropezó en Jaume Grau. Con la mansedumbre de un bebé adormilado el cuero se arrulló a sí mismo y acabó entrando en la portería castellana. Júblio e incredulidad a partes iguales.

El regreso al verde se produjo entre el entusiasmo de la grada espoleada por los gestos de ánimo de Cristian. Cruel espejismo. En apenas veinte segundos, y después de tener el centro en propiedad, el Burgos encontró en los cuartos traseros de Valera un volcán de oportunidades. Y en una de esas erupciones, pronta e inesperada, llegó el segundo del Burgos.

Es verdad que el equipo no se arrugó; cierto es que porfió como si el gol en contra  hubiese activado todos los mecanismos físicos y psíquicos de sus jugadores, pero también constatamos que semejante torrente de energía se gestionó sin el orden necesario. Se generaron ocasiones, se abrió el horizonte de las posibilidades, pero la actitud del Zaragoza nos recordó aquel anuncio de Pirelli en el que se veía a Carl Lewis con zapatos de tacón. La velocidad también necesita control.

El Burgos se agazapó en su espacio de seguridad. Su portero no temblaba a la hora de actuar y el resto del equipo sujetaba los embates del Zaragoza sin apuros. Se produjo un accidente entre dos jugadores del Burgos, un choque de cabezas terrorífico, que amortiguó el frenesí zaragocista y después del largo parón el Burgos tuvo una ocasión propiciada por un resbalón de Francés que facilitó el 1-3. Fue el fin.

El equipo de Víctor no se rindió pero su desconcierto era de tal magnitud que ya no hubo nada que hacer. Es muy loable su empeño y su rabia por todos los contratiempos y por la dolorosa derrota, pero lo único seguro es que no se sumó ni un punto y si disminuyeron las opciones de mantenerse en la categoría. Afortunadamente los equipos de abajo no vivieron su mejor jornada, pero el drama de este Zaragoza es que tengamos que estar pendientes de las llamas de los peores. Urge buscar una bocanada de aire que nos invite a vivir.

Ficha técnica

Real Zaragoza:
Cristian Álvarez; Fran Gámez (Zedadka, 91), Mouriño, Lluis López (Jair Amador, 46), Francés, Valera (Cuenca, 91); Jaume Grau, Toni Moya, Maikel Mesa (Sergi Erich, 91); Liso y Azón.

Burgos CF:
Caro; Borja (Espiau, 91), Elgezabal, Córdoba, Arroyo; Mumo (Grego Sierra, 75), Appin; Montiel (Ander Martín, 91), Curro, Álex Bermejo (Álex Sancrís, 63) ; Fer Niño (Dani Ojeda, 91).

Árbitro:
Lax Franco (Comité de Murcia) Mostró amarillas a Fran Gámez (21’), Borja González (54’).

Goles:
0-1, min. 27: Jony Montiel. 1-1, min 45: Jaumen Grau. 1-2, min 46: Curro. 1-3, min. 84: Álex Sancrís.

Incidencias:
Partido de la Jornada 38 de LaLiga Hypermotion 2023-24 disputado en la Romareda, con 23.000 espectadores.

Puntuaciones

Cristian: 2. No pudo hacer nada en ninguno de los goles.
Gámez: 3. Vertical y voraz, acabó desordenado.
Mouriño: 2. Discreto en defensa.
Lluis López: 1. Vivió cierta incertidumbre en la media parte que estuvo en el campo.
Francés:3. Todo pundonor, todo voluntad.
Valera: 2. Muy activo y participativo, no eligió bien en el último pase.
Jaume Grau: 2. Muy justo en construcción y austero en defensa.
Toni Moya: 3. Fino en la transición, acabó engullido por el frenesí ofensivo.
Maikel Mesa: 2. Ralentizó el juego aunque dispuso de varias ocasiones.
Adrián Liso: 3. Tiene gestos de lucha y guiños de gran calidad.
Iván Azón: 2. Trabajo lo indecible aunque con cierta desconexión.
Jair: 2. Entró y en pocos segundos cayó un gol. Muy alejado de casi todo.
Sergi Enrich: S. C.
Zedadka: S. C.
Cuenca: S. C.

por arrúa 10 (Real Zaragoza, Aire Azul)
@japbello

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