Esto es lo que hay | La Lupa

Real Zaragoza 0 – 0 Rácing Santander

A estas alturas del calendario, en las últimas temporadas, el Real Zaragoza ya tenía el destino visto para sentencia, y vendido todo el pescado disponible. Este año, por primera vez en bastante tiempo, estábamos aspirando a algo importante, e incluso parecía que íbamos a disfrutar hasta el final de la esperanza de obtener el máximo objetivo al que hoy por hoy puede aspirar un equipo como el nuestro: un cuarto puesto que diera el salvoconducto para jugar la champions. Hace años, tan solo los auténticos campeones de liga disputaban la corona máxima europea de clubs. Desde que cambiaron las reglas y se terminó con esa exclusividad natural, equipos como por ejemplo Deportivo, Real Sociedad, Betis, Osasuna, Villarreal o Celta, han llegado a competir contra los equipos del más alto rango continental. El Real Zaragoza, en cambio, nunca ha visto cercana su entrada a ese parnaso, con la honrosa, -para nosotros- excepción de la temporada 99-00, en la que el equipo quedó cuarto, y en la que sólo la desfachatez y desvergüenza de unos, y el silencio sumiso y lamedor de otros, impidió que lo ganado en buena lid fuese disfrutado de igual forma.

Sin embargo este año, tras haberse hecho las cosas más o menos bien, con un Proyecto nuevo y con las alforjas cargadas de esperanza tras la marcha del anterior máximo –y nefasto- mandatario, hemos estado rozando de nuevo ese premio. Los optimistas aún pensarán que es posible, y matemáticamente cierto que lo es, pero aunque sea duro hay que admitir que tras lo visto hoy, el equipo ha llegado hasta el límite de sus posibilidades competitivas. No es que se vaya a hundir ni nada de eso, no, pero tampoco le podemos pedir mucho más de lo alcanzado hasta ahora. Mantener el quinto puesto, dados los rivales que aguardan en el camino, sería un logro importante y un premio merecido a la buena trayectoria de este año. Esto es lo que hay.

Ganar el partido de hoy, contra un rival situado en la parte trasera del pelotón de aspirantes a jugar la Copa de la UEFA, era una oportunidad magnífica de casi asegurar nuestra participación en ese torneo el año que viene. Era al mismo tiempo condición indispensable para seguir soñando con escalar a la montaña más alta, pero no pudo ser y el equipo no pudo sostener el ritmo mantenido en los últimos partidos en casa. La primera parte fue un auténtico horror, un simulacro de partido entre un equipo que quería no dejar jugar y otro que se empeñaba en no hacerlo.

El Racing es un equipo que venía precedido de cierta fama de equipo vistosillo y se podía pensar que íbamos a ver buen fútbol. Lejos de eso, los argumentos esgrimidos por los cántabros estuvieron más cerca de la marrullería continua, cortando el ritmo del partido cada vez que el Zaragoza cogía un par de minutos buenos, fingiendo lesiones e indisposiciones varias, probando yacentes el mullido césped ante la aquiescencia del silbatero. Daba vergüenza ajena ver una y otra vez al carrito de las camillas deambular de aquí para allá, siempre saliendo para asistir al santanderino caído de turno, y al final volviendo de vacío ante la milagrosa recuperación del mismo. Sea como fuere, esas añagazas que tan bien le salen a estos equipos, son para nosotros una lección pendiente. Si hubiésemos sabido dormir algunos partidos quizás ahora tuviésemos media docena más de puntos.

En la segunda parte cambiaron algo las tornas, un Celades inexistente dejó su sitio a Aimar quien, sin hacer nada del otro mundo, dio algo más de agilidad al tema. Pero la cosa estaba espesa y no se pudo repetir el latigazo que se dio contra el Celta. Jugar con un centro del campo basado en Zapater como único muro de contención es una apuesta que sale bien si los Ewerthon, Diego y Sergio aciertan las ocasiones, pero el domingo no fue su día, y aún hay que agradecer a Gaby Milito su gran concentración en todo momento.

No pudo ser. Al final, se hizo evidente lo que se intuía en los últimos encuentros, que el equipo ha perdido frescura y efectividad. Tras ganar al Barcelona hace casi un mes, todo ha sido un andar renqueante, justo contra los equipos más asequibles que quedaban. Porque desde luego los que están por llegar no lo son en absoluto. Algunos pensarán que el Real Zaragoza se motiva contra los grandes y que eso compensará las diferencias. Yo creo en cambio que hay que mentalizarse para acabar la temporada de la mejor forma posible, que no se tire al final las rentas obtenidas y que no tengamos que llegar a Huelva con la UEFA en juego.

Por Ron Peter

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