¡Que Dios reparta su suerte! | La Lupa

Valencia 2 – 0 Real Zaragoza

Rafael Gómez Ortega, «El Gallo», legendario matador de toros del siglo pasado, miraba por la ventana del hotel donde aguardaba la esperadísima corrida de aquella tarde y cada poco tiempo, cómo en un extraño ritual, se lamentaba exclamando: ¡mierda de tiempo! Uno de los mozos de su cuadrilla no pudo evitar la pregunta:

– Pero Maestro, hace una tarde espléndida… ¿Por qué se queja usted del tiempo?
– Precisamente por eso – contestó «El Gallo» – porque esta tarde tocan los Miuras. A ver si cae un tormentón y suspenden la corrida.
– Maestro, no me irá a decir usted que le tiene miedo a los Miuras
– ¿Miedo? Miedo no, pánico – zanjó el diestro –

Un Miura siempre impone respeto y nuestro Miura particular se lidiaba ayer en Mestalla con el, no por esperado menos triste, resultado de revolcón y traslado a la enfermería. Esta vez sí, era el órdago a la grande, era el todo o la nada de esa Champions que algunos aún veían factible y otros veíamos prácticamente inalcanzable demostrando que el pánico que recorría nuestro espinazo ante la perspectiva de un enfrentamiento cara a cara con nuestro objetivo estaba plenamente justificado.

Y es que aún estamos tiernos para la alternativa. La plantilla, guste o no, presenta carencias enormes y difícilmente salvables. Cómo no tenemos recursos nos ponemos a porta gayola frente a los toriles y que Dios reparta suerte. Sacamos una alineación cómo poco sorprendente que confirma que somos conscientes de que no tenemos centro del campo y simple y llanamente renunciamos a él. ¿para qué andarse con parches?

Ayer en un alarde de virtuosidad técnica tiramos por tierra más de 100 años de tradición futbolística inventando un nuevo esquema de juego: el «4 -1-0- 2» con varios conceptos tremendamente innovadores. Es fundamental que ese 1 permanezca sólo y sin ayuda alguna. El 2 es tremendamente flexible, pues puede oscilar entre 2 y 5, eso sí siempre y cuando el 0 permanezca absolutamente inalterable. Parece complejo pero es de una sencillez aplastante: Sergio, Milito, Juanfran, Chus Herrero y Zapater a contener. Y los demás a verlas venir. Pase largo desde la retaguardia y alguno de nuestros genios del sobeteo del Balón hará una filigrana. O no.

El Real Zaragoza no dio la talla en Valencia, pero es que desgraciadamente no la ha dado en todos y cada uno de los momentos en los que las puertas de nuestro dorado sueño se abrían de par en par. Cada vez que podíamos marcar las diferencias con los de abajo, hemos fallado. Cada vez que hemos podido engancharnos a los de arriba, hemos fallado. Cada vez que hemos tenido opciones de verdad de demostrar que el éxito o el fracaso sólo dependían de nosotros mismos, hemos fallado. Y eso, aunque duela, implica necesariamente que aún no estamos listos para afrontar el reto que supone estar entre los grandes de la liga española, porque esa simple posibilidad nos cortocircuita y nos funde en inofensiva sombra del poderío que supuestamente hemos acreditado.

Y es que no podemos basar toda nuestra ofensiva en jugadores cómo Oscar, que ayer volvió a protagonizar una excepcional función de escapismo al más puro estilo Houdini, D’alessandro que tiene la increíble virtud de desaparecer cada vez que el rival presiona y acosa, pegándose a una banda y fagocitando el balón para no soltarlo en condiciones ni una sola vez. O cómo Aimar, que lleva toda la temporada en un estado de letargo impropio de un jugador de su clase y de su coste, que no dio ni un solo pase bien en toda la noche y perdió casi el 100% de los balones que tocó. Y es que no se puede depender totalmente de los goles de Diego Milito porque Sergio García no le mete gol ni al nuevo puente de la Expo y ni uno sólo de los supuestos centrocampistas que tenemos es capaz de marca media docenica de goles en toda una temporada.

Muchas preguntas quedan en el aire y no me vale cómo excusa el paso de la euforia al tremendismo tan propio de nuestra tierra. Nadie ha pasado de repente del optimismo al pesimismo. Llevamos 5 puntos en las últimas 5 jornadas y eso es un preludio lo suficientemente justificado cómo para trocar la ilusión por el miedo a perder hasta la clasificación para la Uefa.

¿Qué está fallando? ¿Es el temido problema de preparación física que suele afectar a los equipos de Víctor Fernández? ¿Es una plantilla inacabada y demasiado corta? ¿Es la actitud de los jugadores? ¿O es que simplemente lo vivido hasta ahora ha sido un espejismo y ahora llega el encontronazo con la realidad?

A mí, sinceramente el discurso de la falta de actitud me parece simplista. Los jugadores quieren pero simplemente no pueden. Y no pueden porque estamos llegando a la recta final del campeonato absolutamente parados, sin mordiente y sin fuerzas. No sé si la escasez de la plantilla es culpa directa de Víctor, o no, no sé si la aparentemente escandalosa baja forma que mostramos está directamente relacionada con problemas de preparación física o es problema de mentalización. Lo que sí sé es que, a estas alturas de la película, no ir a la Uefa sería un fracaso descorazonador y un tremendo mazazo a las ilusiones de esta afición. Y sé que todavía dependemos de nosotros mismos y que quizá con 4 ó 5 puntillos de estos 12 que quedan podrían ser suficientes para amarrar ese sexto puesto que da acceso a Europa…

La verdad es que ya no las tengo todas conmigo. Los 5 puntos que nos separan del 7º deberían bastar, pero veo al Zaragoza en estado catatónico y sinceramente, ya no es que tenga miedo, sino pánico, cómo el del «Divino Calvo» ante los Miuras. El Athletic puede ser la clave. Y allí ya no valen análisis de probabilidades. Hay que ganar o ganar. Todo lo demás son patrañas y excusas. Habrá que arrimarse, echarle valor y no fallar con el estoque, porque está a punto de sonar el tercer aviso y ya no queda tiempo para reaccionar. Para soñar siempre hay tiempo, pero esto va en serio.

Por Gualterio Malatesta

aupazaragoza

Deja tus comentarios el foro de AupaZaragoza.com. El Real Zaragoza es nuestra pasión.

Comentarios

(required)