Un punto que no quita el hambre | La Lupa

Dep. Coruña 1 – 1 Real Zaragoza

En estas fechas se percibe evidentemente próxima una Navidad que cada vez empieza antes, obra y gracia del marketing comercial que la ve como una excusa perfecta para hacer caja, aprovechando las tradiciones populares de deseos de paz, fiesta y jolgorio generalizado para crearnos la necesidad de consumir, de comprar regalos y de comer y beber como si llevásemos todo el adviento en ayunas. Los restaurantes no dan abasto estos días para servir menús de cubierto normal a precio de morro noble, disfrazando la escasez de los entrantes con historiados y ampulosos epítetos. Pura fanfarria que no oculta la realidad: Comida que distrae, pero que no quita el hambre. Lo mismo que el punto obtenido hoy por el Real Zaragoza en la visita a Riazor, parco botín, mejor que nada, igual que mejor que comer aire es comerse una ensalada de espuma “souflée” de puerro virtual, por decir algo.

Una vez más, llegaba una nueva hora de la verdad para el equipo. La raya roja marcada en el cuello del entrenador, que iba a servir de guía para el hacha del verdugo, quedó inmaculada a la espera de los acontecimientos. La cuerda desesperada que recibió Victor le permitía llegar a La Coruña con la esperanza en una resurrección, al menos de la actitud y del carácter de los jugadores. Pero para confirmar las buenas impresiones del final del partido contra el Español, hacia falta una victoria inmediata. Que ni aún con ella hubiéramos podido echar las banderas al viento, pero al menos habría habido más aire para respirar.

El partido resultó un ladrillo infumable en su primera mitad. No creo que un espectador adulto, en condiciones físicas y psíquicas normales que no fuese seguidor de alguno de los dos equipos, hubiera podido aguantar más de cinco minutos sin caer en un anestésico sopor dominical. El Depor demostró claramente las razones de su decadencia y a ratos fue un juguete, pero un juguete del cual el Zaragoza no pudo sacar más que un gol de ventaja. Cuando pudo haber terminado de romper el juguete, no lo hizo, y esas cosas se pagan.

En la segunda parte los gallegos empezaron en tromba y a base de pundonor y de ganas, arrinconaron al Zaragoza en su área, demostrando una vez más que basta eso para poner en evidencia nuestras carencias. El gol del empate fue en fuera de juego, pero también les anularon un gol que parece legal. No sirve el arbitraje como excusa. La reacción visitante que todos esperábamos tardó en llegar veinte minutos. Al final hubo hasta tres ocasiones, incluido un poste de un tiro de Celades, que para algunos servirán para maquillar la decepción de este empate que pudo ser victoria, de este “quiero y no puedo” en los que se han convertido los últimos partidos del Real Zaragoza.

Hay que seguir luchando. Parece que las cosas en el vestuario están más calmadas, y es que cada jugador debe entender que individualmente no es nada, que son todos elementos de un organismo complejo llamado equipo, que tiene que sobrevivir como sea en un medio competitivo. Olvidados ya de brillantes expectativas, hay que afianzarse desde la modestia, poniendo los pies en la tierra y luchando. Los empates fuera suelen dejar una opinión fría, mezcla del sosiego por haber arañado un punto y de la rabia de no haber sacado la victoria. En el caso de hoy la victoria era acuciante, y ahora ya adquiere para el próximo encuentro una urgencia fundamental. Sin victorias no hay más que abismo. Un abismo que debe sortear aquel cuyo cuello sigue con la raya dibujada, esperando la llegada de un hacha que ahí permanece, quieta en silencio. De momento.

Por Ron Peter

aupazaragoza

Deja tus comentarios el foro de AupaZaragoza.com. El Real Zaragoza es nuestra pasión.

Comentarios

(required)