Purga | La Lupa

Real Zaragoza 1 – 1 Almería

A finales de la década de los 30, Josef Stalin ordenó la sistemática eliminación o deportación de miles de personas sospechosas de confabular contra el régimen soviético o ser potencialmente peligrosos para éste. Cuentan las crónica que Stalin explicaba sus purgas haciendo un símil con una cesta de manzanas en la que sabemos que una está podrida, aunque no podemos distinguir cual. Para evitar que la podredumbre se extienda la única actuación lógica es eliminar toda la cesta. Muchas manzanas sanas serían despreciadas, pero sin duda, la manzana podrida sería eliminada. Drástico pero efectivo.

Y ya estamos aquí de nuevo, en nuestra particular agonía. Aquí vuelve nuestra manida cesta de manzanas en la que hay más de una podrida. El Real Zaragoza volvió a ser el de toda la temporada, deslavazado, desganado, cómo si la música sonara para otros, sin pegada y lo que es mucho peor sin voluntad, sin esfuerzo y sin aparente intención de luchar y demostrar que somos mejores de lo que aparentamos, que no debemos estar ahí, porque somos mejores que muchos de los que nos acompañan en la zona más baja de la clasificación de esta desesperante temporada.

Y ya me canso de disimular mi hastío, porque estoy simple y llanamente hasta las narices de que me tomen el pelo. Si esto es lo que hay, si este equipo no da para más alguien lo ha planificado mal. Si las alineaciones no son correctas y el esquema de juego no es el adecuado alguien lo está haciendo mal. Si los jugadores no le ponen ganas ni esfuerzo alguien lo está gestionando mal la plantilla. Concluyendo que es gerundio, alguien (o muchos, que aún sería peor) la está pifiando escandalosamente y las consecuencias esta vez serán nefastas y definitivas. y ya me veo que una vez más acabaremos echando las culpas a los únicos que nunca las tenemos que somos los sufridos paganos que cada temporada las ponemos una detrás de otra para que nos ofrezcan algo acorde a nuestra intención y deseo, para que nos den una alegría. Pero no, nosotros no pintamos los que chorras en Pastriz en un negocio que hace tiempo que se dejó por el camino a los que le ponen el corazón, a los que de verdad lo sienten y lo sufren. No puede ser que el fútbol sea lo que sistemáticamente amargue el fin de semana de mucha gente que por amor a unos colores lo deja todo para ir a sufrir a La Romareda o para ver cómo el equipo de sus amores hace el ridículo por los campos de España.

Y es que el partido ya empezó mal, los augurios no eran buenos porque lo que parecía haber cambiado, el esquema de juego que parecía haber solucionado en buena parte los problemas del Real Zaragoza se fue al traste para volver a la inútil acumulación de delanteros y al centro del campo débil y desecho que ni apoya a la defensa ni surte de balones a la nutrida pero inoperante delantera. Y es que el Almería no tuvo que hacer nada, porque maniatar a este equipo es fácil, basta con poner perros de presa sobre nuestros delanteros para que no puedan aprovechar el lamentable “patapum parriba” al que jugamos. Y ahí acabó todo. El primer tiempo fue horroroso, el Real Zaragoza fue torpe, lento, con dominio inofensivo, sin oportunidades. En frente un Almería con el que no iba la fiesta y al que esta liga ya parece sobrarle, porque ha tocado techo y está en zona de nadie sin aspiraciones de subir más, pero sin temor a caer abajo.

La grada asistía atónita al renacimiento del peor Zaragoza, al retorno de nuestras pesadillas y se preguntaba una y otra vez por qué renunciábamos a una forma de jugar y a una garra que nos había servido para ganar al Atlético y para jugar un gran partido en Villarreal. Si Matuzalem no estaba en condiciones que hubiera jugado con otro, pero sin renunciar al esquema. Oliveira anduvo perdido en la banda, Milito no tocó bola y Sergio bien presionado no tuvo opción alguna de distribuir el juego que tiene y que tantas veces nos ha enseñado. Y colorín colorado el cuento se ha acabado. Debilitando el centro del campo perdimos presencia, no dominamos el balón y sin balón no hicimos oportunidades. Y el Almería sin hacer absolutamente nada gozó de un par de magníficas oportunidades para habernos desahuciado.

Aún así el desastre pareció tener solución milagrosa tan propia de esta santa semana y el Real Zaragoza con 10 por la intervención de ese enemigo jurado que es Iturralde (y ya no es casualidad. Este individuo nos perjudica una vez y otra también, así que él sabrá por qué lo hace, pero está claro que lo hace intencionadamente) consiguió adelantarse a balón parado, pero el sueño se diluyó pronto. Al Almería le bastó pisar mínimamente el acelerador para arrinconarnos y empatarnos sin aparente esfuerzo. Empate y final pidiendo la hora. Lamentable pero cierto. Esto es lo que hay.

Esto es un desastre y ya está bien. Se impone purga, si hay que eliminar el cesto de manzanas entero que lo eliminen, pero que de una puñetera vez se depuren responsabilidades. Alguien será responsable de este desastre, no sé si uno, dos o muchos. Pero deben asumir sus errores y nos deben una explicación. Basta ya.

Quedan 9 semanas de agonía, queda la esperanza y la fe en que alguno de los demás sea peor que nosotros y podamos salvar los muebles, pero cada vez lo veo peor. Porque después del partido de Villarreal hemos vuelto a lo de siempre, a la mediocridad más absoluta y esto tiene muy mal color. Yo y todos los que cómo yo asistís desesperados a este cúmulo lamentable de despropósitos ya no podemos hacer nada. Si alguien de los que pueden intentarlo quiere hacer algo, que lo haga, toda iniciativa será bienvenida en esta situación tan triste. Porque cómo dice Eduardo González en Terminal Cero sólo los genios y los idiotas llevan sus actos hasta las últimas consecuencias y a mí, sinceramente el actual equipo directivo del Real Zaragoza, accionista mayoritario, presidente y técnicos varios no me parecen precisamente unos genios.

Por Gualterio Malatesta

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