Supervivientes | La Lupa

Real Zaragoza 1 – 0 Athlétic Bilbao

Supervivientes: así es el título de un conocido concurso televisivo, en el que una serie de personajes de diversa catadura, supuestos famosillos con necesidad de exhibirse, entre los que hay tanto atléticos gañanes como señoritas bienformadas a las que las hambrunas van perfilando inequívocamente las pelotas de silicona en el costillar, son puestos todos a vivir en un hábitat natural, donde tienen que ganarse la comida con duras pruebas en medio del frío, la humedad y una incomodidad general a la que no están acostumbrados. Verles alborozados de alegría ante la pesca de un minúsculo pez hace pensar en como la necesidad altera nuestras referencias y nuestras motivaciones. Así de minúscula o pírrica puede parecer la victoria de hoy del Real Zaragoza, pero no menos sustanciosa ni necesaria nos resulta a todos nosotros, los zaragocistas, de lo que les resultó a los hambrientos el mencionado pescado.

Así nos podemos sentir, como supervivientes, los aficionados blanquillos. Supervivientes a dos meses y medio de una paulatina y viscosa caída hacia la puerta del infierno. Partidos y partidos con la misma historia de esperanza inicial y posterior desengaño. Supervivientes a la ilusión de un proyecto y a su parcial descomposición. Nosotros, que vivimos la segunda venida de Fernández, asistimos impávidos a la ofrenda de su cabeza por parte de los de arriba. El sustituto elegido fue más breve que Pipino y cual Amadeo de Saboya, partió echando humos al ver el percal. Un percal que nunca quedó claro, pues hay en esta casa más reyes, sotas y caballos que en una baraja fullera, y entre todos ya se encargaron del “aquí paz y después gloria”. Por si aún fuera escaso el festival, sacaron el acordeón y todos nos encogimos un poco más. Tiempo habrá de ver si sobreviviremos a esto último. De momento ahí seguimos, y la victoria de hoy es como un oasis de comida y bebida, un necesario maná, del que no importa tanto su sabor como su valor nutritivo en puntos.

En lo que a la contienda se refiere, los jugadores muy pronto se pusieron a la faena, mimetizándose con el rival en cuanto a estilo de juego, con pelotazos descontrolados, juego aéreo, ataques que no lo eran, defensas que no lo parecían. Juego fuerte pero sin vistosidad alguna. Sin concesiones a la galería de los perfumados puristas, directamente a la pragmática saca de la efectividad. Que no nos ensanchen los agujeros de la alforja y ya veremos de llenarla. Hoy era un día para ese grito tan nuestro: “¡Avientalaaaaááá!!!!!!, pues nunca más que hoy era un día para alejar el peligro fuese como fuese. A esa labor de contención se aplicaron prácticamente todos los jugadores, desde el primero hasta el último, y con más o menos fortuna, se fue consiguiendo que el paso de los minutos terminase jugando a nuestro favor.

Cada vez está más claro para todos, y el nuevo entrenador ya se habrá dado cuenta, que este equipo debe jugar al contragolpe. Con el paso de los partidos cada conjunto va marcando sus posibilidades y esta es la que parece dar más ventajas a nuestra plantilla, pues contamos con una delantera mortal de necesidad, con dos jugadores veloces: Oliveira y Sergio garcía, y otro listo y hábil como el demonio: Diego Milito. El primer gol es un magnífico ejemplo, digno de figurar en la lección del contraataque del libro supremo del fútbol. Dos pases y un golazo. Lástima del olvido en el que parece haber caído la tradición de los pañuelos blancos entre el público ante grandes acciones, porque era una ocasión para ello.

Al final se consiguió mantener a cero la portería propia, algo que no debería parecer una proeza, pero que para este equipo se había convertido en una piedra en el esófago. Había que empezar por esto, por consolidarse. No es que se jugase bien, en absoluto, pero se jugó efectivo. César estuvo casi siempre rápido y aunque hubo algún despiste en defensa, no fue aprovechado por los Athletic, que dicho sea de paso, no dudaron en emplearse en ocasiones con una dureza impropia. Esta victoria dará tranquilidad a todos y especial gozo a aquellos que pensaban que el cambio de entrenador era necesario. Bien, quizás lo fuera, aunque más por la catarsis que un cambio produce que por la propia naturaleza de lo cambiado. Lo cierto es que a los jugadores se les ve más conectados, y eso ha servido para pillar ocho puntos de doce y alejarse un poco de la dinámica negativa. Ahora mismo el Real Zaragoza se encuentra en el balcón más tibio, en el medio de la tabla. Un buen sitio para tranquilizarse antes de pensar en cotas más altas. Un sitio al que desea llegar el que las ha pasado peladas. Un sitio para supervivientes.

Por Ron Peter

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