Esta infernal Zaragoza | La Lupa

Real Zaragoza 4 – 2 Alavés

“Esta maldita, esta infernal Zaragoza, defendida por sus habitantes casa por casa con una ferocidad sin igual, poblada de asesinos y fanáticos que emboscaban a nuestros soldados y los torturaban hasta la muerte…” Con estas palabras describía el General Bugeaud la resistencia de los zaragozanos durante el segundo sitio de la ciudad en el transcurso de la guerra de la independencia. Esta claro que no tenía una estupenda opinión de nuestros antepasados.

Han pasado muchos años y lo de torturar hasta la muerte ya no está bien visto. Pero una buena emboscada futbolística sigue teniendo su gracia. El Real Zaragoza hizo el sábado exactamente lo que tiene que hacer. Ni más ni menos. La Romareda debe convertirse en un fortín inexpugnable y no debemos dejar escapar ni un solo punto más, porque no hay que ser un gran intelectual para adivinar que en esos puntos estará la clave del ansiado ascenso.

El partido fue entretenido, aunque no demasiado bueno, hay que reconocerlo. En pleno ambiente de fiesta, el Real Zaragoza y el Alavés decidieron sumarse a la misma ofreciendo 6 goles a los espectadores. Viendo el resultado alguien podría hacerse una idea engañosa del encuentro, porque aunque el resultado es óptimo, hay algunas cosas que siguen siendo preocupantes. No es normal que nos metan dos goles todos los partidos. No es normal que aún contra diez jugadores el equipo rival pueda achucharnos de la forma en que lo hizo el Alavés. No es normal que nos cueste tanto ponernos en forma. Será culpa del potasio o del manganeso, váyase usted a saber. Y, para terminar, es una pena que algunos jugadores se hayan quedado absolutamente estancados, caso Zapater, o estén demostrando carencias graves, cómo en el caso de López Vallejo, que partido tras partido comete errores que acaban creando inseguridad en la zaga.

Pero, aunque debemos mantener la perspectiva y no autoengañarnos con el resultado, hay que reconocer que esta victoria era fundamental para seguir sumando y continuar el lento pero seguro ascenso hasta las plazas de privilegio que permitirán el ansiado retorno a la división de honor. Todo lo demás son tonterías. Hacer una buena temporada, jugar buen fútbol, no vale. Sólo vale quedar entre los tres primeros, por lo civil o por lo criminal. Y al final eso es lo que ocurrió el sábado. No fue el mejor partido posible, pero fue el resultado que todos deseábamos.

El Alavés fue uno más de los ejemplos del tipo de equipo correoso y con potencia física que vamos a encontrarnos en La Romareda este año. No dio en realidad sensación de peligro verdadero o la impresión de poder ganar el encuentro. Metió dos goles, pero eso es lo de siempre, el rival no tiene que hacer demasiado para tener oportunidades porque la zaga zaragocista siempre les cede generosamente alguna. Y creo sinceramente que fue más demérito del Real Zaragoza que mérito de los vascos. Al fin y cabo fueron dos goles a balón parado y en dos de las pocas oportunidades que tuvieron de marcar.

Pero debemos intentar ser positivos y no se puede negar que también se vieron cosas muy interesantes. Oliveira se reencontró con el gol (y es importantísimo ahora que vamos a tener a Ewerthon lesionado unas semanas), Braulio se mostró mucho más participativo, combinó muy bien con Oliveira, luchó y cuajó un buen partido, Caffa nos recordó la belleza de un gol de falta y demostró que, aunque intermitente, es un jugador de gran calidad y puede aportar mucho al conjunto. Jorge López volvió a demostrar que es un centrocampista con una excelente técnica individual y una magnífica visión de juego. Ha sido una apuesta de Marcelino y está claro que va a ser una de las piedras angulares de su proyecto. Y hasta debutó nuestro fiestero particular, el portugués Coentrao, ese que, según nos vendieron en la prensa, iba para Cristiano Ronaldo pero algo debió pasar en el camino.

Seguimos teniendo problemas, hemos comenzado la temporada dubitativos, pero a la hora de la verdad estamos ahí. A sólo dos puntos de las plazas que dan el ascenso y eso sin jugar demasiado bien, con los problemas defensivos que todos conocemos, con los problemas físicos que se arrastran desde hace mucho tiempo, pero a tiro de una victoria. Y eso es lo verdaderamente importante. No es un farol decir que el Real Zaragoza es superior a la mayoría de sus rivales y habrá que armarse de paciencia y aguantar el tipo hasta que Marcelino consiga que el equipo se conjunte, que defina su estilo de juego, que la preparación física mejore, en resumidas cuentas que la máquina empiece a funcionar cómo el entrenador quiere. Y si con tantos problemas estamos en el grupo de cabeza, no queda otra que intentar ser optimistas. Porque si algún día esto empieza a funcionar bien, el Real Zaragoza estará ahí arriba, donde está obligado a estar. Confiemos en ello.

Por Gualterio Malatesta

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