Tras el largo y cálido verano | La Lupa

Levante 2 – 1 Real Zaragoza

Aún no ha dado este verano del 2008 sus últimos coletazos y ya toca empezar nueva temporada futbolística, carrusel cíclico que gira jornada tras jornada, en la que nuestro equipo se irá viendo las caras contra otros equipos de su categoría. Otros años, por estas fechas, el aficionado zaragocista anhelaba sumergirse de nuevo en el verde de los estadios y ver correr la pelotita de aquí para allá. Había hambre de partidos y la presión por los resultados, con sus anexas ansiedades, quedaba para fechas futuras. Este año, sin embargo, a orillas del Ebro no hay nadie tranquilo. Permanece sobre la ciudad una nube de resquemor inmaterial, un sentimiento de humillación no resuelta que reclama compensación y que todos nuestros corazones deberán afrontar con la inevitable certeza de que, sea lo que sea lo que vaya a ser, tardará en ser al menos nueve meses. Vaya tela fina la que nos espera, y eso que el primer pespuntazo ya nos lo hemos malcomido.

Ha sido la pretemporada más extensa en muchos años, con tres meses enteros entre liga y liga, pero muchos tenemos todavía fresco el recuerdo del último partido en el que se certificaba el descenso. Tras el brutal fracaso, la directiva se decidió pronto por un entrenador de renombre para ejercer de Moisés de toda esta cuadrilla y tratar de llegar cuanto antes a la tierra prometida. El principal problema con el que se encuentra Marcelino es la indefinición de un equipo, que tiene que construir a partir de una plantilla cambiante y aún no definitiva. Es un problema cuyas raíces son ajenas y que debe irse aclarando con el tiempo. No podemos esperar ver ahora al mejor Zaragoza de la temporada.

El Real Zaragoza es un equipo de segunda división. Esto, que es una obviedad, es necesario remarcarlo. Si el año pasado se descendió de la Primera división fue porque el equipo no pudo sobrevivir a la competencia de los equipos que allí había. A partir de estas premisas, suponer de inicio una superioridad respecto al resto de equipos de segunda, puede ser un hecho objetivo en la cuestión económica y en el número de abonados, más no en lo deportivo, al menos por ahora. El primer partido ya nos lo demuestra claramente.

En los primeros minutos del encuentro el Levante parecía tan malo que ganarle se antojaba fácil. Las pocas sucesiones de pases que se veían, venían todas por parte de los blanquillos y aún sin mucho orden, se apreciaba cierta superioridad técnica individual. Pero enseguida llegó el primer gran error defensivo, un balón lanzado largo gana la espalda a nuestros defensas y el vivaracho delantero Geijo acierta muy bien en el ángulo que no puede cubrir López Vallejo. Esta primera perla da fuerzas al conjunto granota que gana confianza y templa nervios en su juego de contención. Los maños, a base de arreones esporádicos fueron manteniendo cierta presencia en el terreno, pero sin constancia y sin acierto de cara al gol. Cerca del final del partido, otro error defensivo dejó el partido zanjado. Fin de la historia.

Resulta chocante que el principal activo que tiene este equipo, reconocido por todo el mundo, como es la delantera, se mostrase este sábado negada de cara al gol, y que en cambio, delanteros desconocidos encontrasen en el mismo partido ese ángulo preciso y esa calidad en los recortes propia de los grandes matadores. ¿Un misterio del fútbol? ¿Quizás es el Levante el Real Madrid de la Segunda y no nosotros? Aaaah, Chi lo sa?

Pero para enigmas, el propio juego del equipo. Tiempo habrá para ir analizando, pero ya se perfilan algunas cuestiones: errores en defensa, los mismos que en el año pasado. De nada ha servido el verano, parece. Ahora le toca a Marcelino lidiar con este toro. Pero…¿No habíamos quedado en que era culpa de Víctor? ¿Qué hace este problema aún coleando? Más cosas: el centro del campo. Es un círculo con una manchita en medio. ¿Ah, el centro del campo del equipo? No sé. No lo he visto. Las bandas. Bueno, pues bravo por el chaval Adriá, al que se le apreciaron ganas y buena visión del juego, y Arizmendi alternó cosas buenas y otras no tanto.

Tras un inicio con derrota podemos sentirnos decepcionados, pero no desengañados, porque no podíamos haber caído en el engaño de que ganaríamos. Es triste empezar así, pero es lo que hay. Tendremos que dotarnos de paciencia y procurar no caer en la ansiedad demasiado pronto. Bienvenidos al barro.

Por Ron Peter

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