El grupo desafina de nuevo | La Lupa

Valladolid 1 – 1 Real Zaragoza

En los años 80 y 90 del siglo pasado, era bastante habitual que se montasen grupos de pop preparados directamente para triunfar entre los más jóvenes, con chicos/as de bellos rostros, pelos engominados o con exceso de peluquería y cuerpos esculpidos en el gimnasio. Esas beldades no tocaban los instrumentos e incluso ponían escasas voces, pero daban muy bien la cara. Las compañías de discos buscaban a compositores a sueldo expertos, unos productores que trabajasen un sonido compacto y lanzaban al éxito a esos grupos. Pero llegaba el momento de actuar en directo, porque el embuste no podía aguantar más de un par de años y los conciertos en vivo destapan las vergüenzas del que no tiene talento, y muchos de esos grupos decepcionaron. Necesitaban trabajo, ensayos, conocimiento de los instrumentos, etc. Más algunos de estos grupos, sin ese talento pero con orgullo y valor, aún salieron adelante (Backstreet Boys, Boyzone, Take That). La situación del Real Zaragoza, con la mayoría de sus componentes de reciente llegada, con muy pocos ensayos y desgraciadamente no sobrados de talento, puede asimilarse a cualquiera de estos grupos “ficticios”.

En el “Nuevo Zorrilla” (un eufemismo lo de “nuevo”, porque su construcción data de 1982, aunque mientras se le siga llamando “Campo Nuevo” al del FC Barcelona, que es de 1957, cualquier término puede valer) se disputó un partido a cara de perro. Los vallisoletanos tenían que cortar su mala racha, que le ha llevado a puestos de descenso y vencer al Real Zaragoza era primordial para su moral. Nuestro equipo necesitaba los puntos para continuar la senda de la victoria, tras los dos últimos triunfos. El Real Valladolid preparó un encuentro muy físico, con las líneas juntas y una presión asfixiante en el medio campo, pero su fútbol es muy escaso y únicamente el fenomenal delantero Diego Costa creaba peligro. Fue de nuevo Carrizo, el poderoso y fallón guardameta, el que se convirtió en otro amigo del rival, comiéndose otro centro lateral sin peligro, en esta ocasión ayudado por la ineptitud de Jarosky y permitiendo al citado Costa adelantar en el marcador a los vallisoletanos. Los minutos fueron pasando y los zaragocistas no creaban el menor apuro a la zaga blanquivioleta hasta que Suazo demostró su calidad, se hizo un hueco él solito entre las piernas de los defensas y enganchó un punterazo que valió para empatar.

En la continuación pareció que podíamos coger el mando de las operaciones, con Eliseu muy profundo y Suazo combinando fácil entre líneas, pero el susto tras una triple oportunidad de Diego Costa sembró el temor cerval a una posible derrota, acentuado tras la justa expulsión de Ander Herrera. El equipo se quedaba con 10 jugadores cuando faltaba casi media hora de juego, nos preparábamos para un vía crucis futbolístico en febrero, pero la procesión fue bastante cómoda. Diego Costa, una cruz para nuestros defensas, tuvo que retirarse dolorido de tantos golpes, sobre todo perpetrados por el contundente Contini, y se acabó la inspiración atacante del Valladolid, por lo que defender el resultado resultó cómodo para el Real Zaragoza, e incluso Eliseu pudo conseguir el gol del triunfo, pero no fue así.

Lástima. Muchos pensábamos que el partido de la semana pasada contra el Sevilla podría ser ese punto de inflexión para el equipo, con un cambio táctico y moral que llevase al grupo a sentirse más capaces para la práctica de un mejor fútbol, En Valladolid, en cambio, se volvieron a los viejos defectos de siempre, Carrizo inseguro, defensa superada, centro del campo casi inexistente y bandas perdidas, nulo control del partido e insulso dominio del balón. No es un buen síntoma. Pero algunas cosas han cambiado tras la revolución invernal de Agapito y Poschner:

  • La Ley de Murphy ya no se cumple siempre para el Real Zaragoza: la suerte nos ha cambiado para bien, este partido se hubiese perdido hace un mes seguro.
  • Los fichajes de Suazo y Contini parecen ser dos aciertos, porque la columna vertebral de la retaguardia y la vanguardia están muy bien cubiertas con ellos dos.
  • La actitud del grupo ha cambiado muchísimo: se puede estar desacertado o incluso negado para el fútbol ofensivo, pero por lo menos se luchan todos los balones y se sabe jugar con una defensa agrupada cuando el rival aprieta.

Conclusión: hay que seguir luchando a tope para alejarse del descenso. El objetivo está claro y se tiene que conseguir, por el bien del Real Zaragoza S.A.D.

Por Jeremy North

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