Esto es todo, amigos | La Lupa
Almería 1 – 1 Real Zaragoza
Las catilinarias son los célebres discursos en los que Cicerón hacía público el complot urdido por Lucio Sergio Catilina, una conjura diseñada, según la parcial y quizá manipuladora visión del orador, en socavar los cimientos de la República Romana.
Parafraseando el comienzo de la primera catilinaria llega el momento de denunciar de forma pública y notoria este arabesco de indignidad de una SAD, anteriormente conocida como Real Zaragoza, que supera los límites de lo razonable y que ya solo puede ser calificado como grotesco engendro pseudo balompédico.
¿Hasta cuándo abusarán Agapito y Herrera de nuestra paciencia? ¿Hasta cuándo esta locura vuestra seguirá riéndose de nosotros? ¿Cuándo acabará esta desenfrenada osadía vuestra?
Se enfrentaba el fantasma del Real Zaragoza a un equipo sumido en una crisis similar a la suya, resultante la andaluza del demoledor paso, cual caballo de Atila, de Juan-Malillo un conocido destructor de equipos al que incomprensiblemente se le siguen dando oportunidades de demostrar su impericia y esparcir su venenoso legado, fruto la aragonesa de una insultante y disparatada política deportiva descabezada y vergonzante de oscuros criterios crematísticos que obviamente responden a opacos intereses personales alejados del interés del equipo y su afición.
No sucedió nada que no estuviera en el guión, como era de esperar. Los 2 equipos son a día de hoy tristes caricaturas de un fútbol que una vez tuvieron y se empeñaron desde el primer momento en dejar claro que están donde están por mérito propio y que no hay más cera que la que arde. Era el peor partido posible y resultó exactamente eso, un horrísono espectáculo de despropósitos inconcebibles.
El partido, por llamarlo de alguna manera, fue una sucesión hiriente de despropósitos fruto de la ínfima calidad de ambas plantillas. Podríamos hacer una cronología del encuentro simplemente citando los increíbles errores que ambas escuadras fueron encadenando; podríamos citar el espectacular fallo de Goitom, los tiros al muñeco de Bertolo, los amagos de disparo de Jorge López que tiene menos fuerza que la ventosidad de un Gay, los inconcebibles fallos de un Edmilson que ya no es si no la putrefacta carcasa inane del que un día fue un buen futbolista, el innecesario penalti que la lamentable zaga almeriense regaló a Lafita, el remate de cabeza de un jugador de 1,60 en el área pequeña de un supuesto cancerbero de 1,90. Y no, no es el guión de una surrealista comedia, es nuestra realidad cotidiana, es un paso más hasta el ridículo definitivo. Es cualquier cosa, pero ya no es fútbol.
Queda la resignación, la mansedumbre porque esto no tiene arreglo. La SAD debe ser ajusticiada para evitar la prolongación de la agonía, debe ser destruida para que de sus cenizas surja un nuevo Real Zaragoza.
Queda rebelarse con las escasas fuerzas que nos quedan y exigir a los artífices de esta humillación que se vayan, forrarles a golpe de bufanda avispa, chillarles, maldecirles, agarrarse al clavo ardiendo de la improbable existencia de una solución a medio o largo plazo. Es probable que no nos libremos de morir, pero hagámoslo luchando.
Queda dejarlo estar. Bajarse del carro y olvidar. Sálvese quien pueda, las mujeres y los niños primero, porque el navío se va a pique y no hay salvación posible.
O queda finalmente taparse la nariz, los ojos y los oídos y seguir impasible como si nada sucediera a la espera de un nuevo milagro del mercado de invierno que supondrá un parche más que impida el hundimiento inmediato pero que no supondrá una solución definitiva, sino una prolongación de la lenta descomposición.
Que cada uno elija su opción. Todas son legítimas, todas son tristes y desgarradoras.
El tiempo puede ser cruel y embustero, pero su paso suele aclarar las cosas dando fe de la realidad desprovista de pasión, y acabará poniendo las cosas en su sitio, porque como dijo Abraham Lincoln “se puede engañar a todos algún tiempo, se puede engañar a algunos todo el tiempo, pero no se puede engañar a todos todo el tiempo”.
Por Gualterio Malatesta
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