La vida se abre camino | La Lupa

Málaga 1 – 2 Real Zaragoza

En 1993, un selecto grupo de personas fue invitado a conocer y probar la idea de un millonario. Se trataba de montar un parque de atracciones poblado por dinosaurios de verdad, criados y seleccionados todos hembras para evitar su reproducción y proliferación. Pero ay, amigo, una de las especies, no se entiende muy bien cómo, acaba poniendo huevos, con el cisco posterior que todos pudimos ver en “Jurassic Park”. Y es que, bajo ciertas circunstancias extremas, la vida se abre camino. La necesidad, la convicción de salir adelante, la negativa absoluta a rendirse demasiado pronto han logrado que un equipo limitado y deshilvanado, con escasas esperanzas de supervivencia, se haya convertido en un conjunto luchador y productivo. El Real Zaragoza es la bestia atrapada y herida, que no se resigna a ser cazada, que antes parecía lista para morir, y que no solo prolonga su vida sino que además, mata.

El entrenador: todos los análisis coinciden en señalar que no ha habido un avance espectacular a nivel individual, que nadie está jugando mucho mejor que antes. En general los jugadores han elevado sus prestaciones, pero sobre todo en lo colectivo. El equipo está mucho más conjuntado. La estructura defensiva, con Ponzio incluido, presenta ya una solvencia tranquilizadora y se ha tratado de eliminar esas islas de despiste, que solo conducen a fallos puntuales a veces letales. Todo ello apunta claramente a la mano de Javier Aguirre, el entrenador, el que fue el primer gran cambio para un equipo que empezó la temporada en unas condiciones de preparación competitiva muy precarias.

La venganza: fue precisamente el rival de hoy, el Málaga, el que destapó las vergüenzas nuestras en el partido de ida, una pantomima infame e inolvidable, por esa quíntupla de goles encajados en media hora. Ese mismo Málaga recoge el fruto de sus propios errores, siendo el verdugo un Real Zaragoza sólido, que jugó todo el partido de forma seria, sin descomponerse, habiendo aprendido de los errores, que supo jugar con los nervios de los contrincantes y que realizó un partido de listos, con un gran gol final de Sinama, un delantero curioso, que ejecuta -con cierta reluctancia- , grandes y decisivos goles.

El camino: han sido tres victorias consecutivas y es algo excepcional y motivo obvio de disfrute, pero no hay que olvidar que el infierno sigue ahí abajo y que hay que procurar no perder la concentración. El equipo está haciendo sus deberes cumplidamente, ganando a los rivales directos, pero luego llegarán los equipos de arriba, y se supone que no darán facilidades. Es por ello que hay que seguir haciendo granero de puntos, de forma constante y eficaz, contra quien se pueda.

Los jugadores han ganado confianza y seguridad. Son cosas que vienen con las victorias. También la fortuna y los árbitros parece que dan algo de tregua. Ahora, hay que seguir jugando para ganar, depurando errores puntuales e integrando bien a los fichajes nuevos. Y si viene algún mal viento, no desesperarse y pensar que si se salió de esta, se puede obtener con dignidad el objetivo de la permanencia.

Por Ron Peter

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