A la fuerza ahorcan | La Lupa
Mallorca 1 – 1 Real Zaragoza
Las grandes estrategias se diseñan a partir de diversificar los escenarios posibles. La forma de actuar para conseguir unos resultados depende no solo del empeño y la capacidad de realización, sino en buena parte de las circunstancias que para bien o para mal, marcarán el desarrollo de los hechos.
Estamos acostumbrados a escuchar sobre el tema sandeces varias, desde el iluso “simplemente hazlo” que vende la posibilidad de lograr cualquier meta con el simple esfuerzo, hasta la vergonzante excusa de nuestros democráticamente elegidos sinvergüenzas que afirman tener que tomar medidas que “les desagradan pero vienen impuestas por la coyuntura.”
Lo cierto es que el encuentro del Real Zaragoza en el Iberostar de Mallorca rompió la mayoría de las previsiones o esquemas que pudieran haberse predefinido. No es muy habitual que en 15 minutos un equipo se quede con 10, que el contrario falle un penalti y pocos segundos después el equipo en inferioridad se adelante en el marcador. A ver quien es el listo que tiene prevista semejante extravagancia, pero, aparquemos el forofismo, la expulsión de Loovens se puede calificar de normal, a pesar de ser tan tempranera y el penalti fue penalti. Ilógico, pero no injusto.
A partir de ahí, las cosas pueden salir de muchas maneras, pero, visto el comienzo, era poco probable que discurrieran con lógica, en un partido claramente enloquecido. El Real Zaragoza se vio obligado a tirar de casta para defenderse porque no quedaba otra. Sudor y esfuerzo. La plasticidad y el buen juego deberían quedar para otros encuentros. Jiménez recompuso el equipo dando entrada a Zuculini en el lateral y colocando a un magistral Sapunaru en el centro de la zaga y los tambores empezaron a marcar el ritmo de los remeros. Resistir era la única opción.
El resto del primer tiempo fue relativamente tranquilo porque los aragoneses estaban bien plantados en el campo a pesar de la inferioridad y los isleños denotaban una evidente falta de calidad que tampoco suplían con esfuerzo, pero el segundo tiempo… esa es otra historia.
Se puede apelar a la fortuna, pero dicen que la justa diosa solo apoya a los valientes y los blanquillos lucharon y se esforzaron hasta la extenuación. No obstante, hay que ser realistas; Paredes y Zuculini no son Sapunaru ni Abraham y Caparrós, consciente de esta debilidad, ordenó a los suyos que martillearan el área del Real Zaragoza constantemente desplegándose una y otra vez por ambas bandas. La numantina defensa resistió hasta el minuto 85, pero al final cedió y el marcador iluminó el empate final.
El resultado, en caliente, dejó cierto sabor agridulce porque se estaba muy cerca de conseguir la gesta, pero lo cierto es que analizando el partido fríamente, contextualizándolo y repasándolo con detenimiento, el resultado es bueno porque se obtuvo a base de esfuerzo, de casta. Y cuándo alguien se deja la piel en el intento, poco más se le puede pedir. Sería absurdo echarle la culpa a los barcos de la tormenta que los hizo naufragar.
Ha sido un mal mes, un mes muy difícil, en el que hemos tenido que visitar a los 2 grandes y en el que solo hemos conseguido salvar 4 puntos de los 15 disputados. Ha sido una semana durísima con partidos el lunes, jueves y domingo, pero hemos resistido en la Copa del señor al que le gusta cazar elefantes después de años sin pasar ni la primera ronda y lo acabamos en una cómoda 13ª posición en la tabla a 4 puntos de los puestos de descenso.
Este equipo promete. Está muy tierno y la afición arrastra demasiadas decepciones e inseguridades como para estar tranquilos, pero el viento ha cambiado y el crudo invierno parece ceder muy poco a poco su paso a los cálidos aires de la primavera. Hay que tener paciencia y confianza, confianza en un equipo joven, con bastante más calidad de la acostumbrada y con infinitas ganas de jugar más que las habituales. A ver si es verdad y éste es el primer año de nuestra nueva historia, que es más bonito reinventarse que vivir de recuerdos.
Por Gualterio Malatesta
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