En la frontera | La Lupa

Osasuna 1 – 0 Real Zaragoza

«He recorrido miles de millas, allí donde se esconde el sol, hay un lugar en la frontera, donde una vez fui perdedor»… Así comenzaba el grupo español La Frontera la canción del mismo nombre publicada en 1985 en su tremendo álbum de debut. El Real Zaragoza también ha recorrido un largo camino para volver a encontrarse en la frontera… la que le separa de los puestos de descenso.

Curiosamente, nuestro viaje a la frontera era doble esta jornada, ya que el rival que se asomaba al abismo de la Liga era hasta ahora el equipo de Pamplona, capital del territorio que linda con Zaragoza al noroeste y cuyos seguidores dispensan a los nuestros trato de hermanos… hummm, sí, hermanados… como pueden dar fe muchos zaragocistas que tienen el valor de atravesar esa frontera para ir a ver a nuestro equipo y también algunos navarros que tienen la mala suerte de ser confundidos con aficionados blanquillos.

En el ámbito estrictamente deportivo, el Real Zaragoza encajó un gol en el minuto 4. Y ahí se podía acabar esta Lupa. Ahí podíamos haber dejado de ver el partido. Porque ya cabía imaginar que seríamos incapaces de remontar. Es duro decirlo así, pero la sensación que transmite el equipo desde el césped es de total impotencia.

Y eso que Bienvenu quizá podría haber empatado si hubiera podido aprovechar el único pase al hueco que le dieron en todo el partido, pero se lo impidió el agarrón que sufrió cuando se iba solo y que el árbitro no consideró merecedor de tarjeta roja. Qué fácil es pitar contra el Zaragoza. Aunque el jugador del partido no fue el camerunés, sino Rochina, cuya movilidad, regate y disparo le sitúan ahora mismo como titular indiscutible y que es un clavo ardiendo al que debe agarrarse un equipo necesitado de mordiente arriba.

No obstante, el problema del Zaragoza sigue siendo lo predecible que es, su incapacidad para crear juego y manejar el partido. Eso es lo que le hace más romo en ataque y le deja expuesto a que un único error le condene y determine la derrota, como volvió a ocurrir en esta oportunidad. Y van…

Ya lo comentaba en mi primera Lupa del curso… que a pesar de las grandes ilusiones y expectativas generadas por Jiménez y su proyecto de futuro, esta temporada iba a ser otro largo y tortuoso camino. Las derrotas en casa ya apuntaban problemas serios que quedaron enmascarados por los puntos ganados fuera. Pero en lugar de sacar conclusiones de lo segundo para arreglar lo primero, está ocurriendo al revés.

«Pero ahora estoy aquí, en la frontera, y tengo muchas cuentas que arreglar». Tras esta derrota ante Osasuna, somos ya nosotros quienes vemos más de cerca a los equipos que bracean infructuosamente para sacar la cabeza del fango. Jiménez no puede lamentarse de lo que le han traído o no, porque él mismo asumió toda la responsabilidad del enésimo proyecto de Agapito Iglesias. No le queda otra que aprovechar al máximo los recursos disponibles en la plantilla y ajustar tácticamente lo que haya que ajustar. Tiene que haber más contundencia atrás, el trivote en el medio campo debe volver a funcionar como en Málaga, y arriba hay que buscar movilidad, atrevimiento y acierto en el disparo. Lo que no puede ser es que se pasen los 90 minutos sin hacer trabajar al portero rival.

El colchón de 4 puntos será insuficiente muy pronto si siguen pasando las jornadas sin ganar. Y, en ese caso, todos sabemos que Agapito puede pensar muy fácilmente lo mismo que dice la última línea de la canción: «El tiempo te muestra las cosas perdidas y hay algo que incita a matar… en la frontera». Esperemos de verdad que no sea así, por el bien del Real Zaragoza.

Por Poyet11

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