Navegando en la tormenta | La Lupa

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Lugo 3 – 3 Real Zaragoza

El Real Zaragoza consiguió sumar agónicamente un punto en Lugo tras un partido de locura, pasado por agua, y en el que presentó dos caras antagónicas: brillante y atrevida en la primera parte, y muy deficiente e insegura en la segunda parte. El gol de falta de William José, sin embargo, puso algo de justicia en el marcador, ya que el conjunto blanquillo mereció como mínimo el empate.

El encuentro del pasado domingo dejó como consecuencia la certeza de que, hoy por hoy, hay elementos insustituibles en defensa, como es el caso de Cabrera, Mario y Vallejo. El Lugo encontró un filón en la banda izquierda de la defensa zaragocista, donde Rico estuvo otra vez muy lejos del nivel deseable, quizá mermado por salir recientemente de una lesión.

El cambio de Mario por Lolo evidenció también lo importante de la presencia del central canario. Ese cambio fue fundamental en el partido, ya que dio vida al Lugo, en un partido que hasta entonces tenía bastante controlado el Real Zaragoza. Tras este cambio, y debido a la inseguridad defensiva que se generó, el Lugo generó sus mejores ocasiones y volteó el marcador, poniéndose por delante y pareciendo amarrar una victoria muy importante.

Sin embargo, William José consiguió rescatar un punto tras el naufragio. Ese gol premiaba, además, el buen trabajo del brasileño sobre todo en el primer tiempo. William fue una de las mejores noticias del partido. Muy activo en la primera parte, ayudando mucho a la salida del balón, permitiendo el despliegue tras recuperar el balón en defensa y como se pudo comprobar muy peligroso a balón parado. En la segunda parte bajó su rendimiento, como el de todo el equipo, pero aún así ayudó en varias de las contras que el equipo aragonés trazó en este periodo. El delantero zaragocista completó quizá su mejor partido con la camiseta blanquilla, y si sigue en esta línea de mejora el futuro se presenta ilusionante.

Borja demostró de nuevo que es letal. Le bastó con un instante para certificar su olfato, llegando antes que nadie al balón que quedó suelto en el segundo gol zaragocista tras la falta botada por William. Antes había convertido con seguridad un penalti.

La senda que está siguiendo el Real Zaragoza es positiva. El domingo rescató un punto en un partido que tanto pudo ganar como perder, pero en el que siempre estuvo compitiendo. Siempre logró navegar en la tormenta, encontrar un rumbo a puerto. Una diferencia abismal respecto al año pasado, cambiando también la suerte: el año pasado la falta de William hubiera ido fuera del campo.

Sin embargo, todavía queda mucho por hacer. Se tiene que mejorar en regularidad durante el partido, evitar los bajones de rendimiento en los tramos finales de partido, donde se suele conceder mucho al equipo contrario. Ello también debe venir de un cambio del propio entrenador: los cambios realizados en muy pocas ocasiones mejoran al equipo, más bien al contrario. Debe trabajarse más este tipo de situaciones, para que una sustitución no suponga que se venga abajo todo lo construido en minutos precedentes.

El equipo aragonés tiene una ocasión espléndida de meterse en el grupo de cabeza si el sábado derrota al Racing de Santander. Partido con aroma a primera entre dos instituciones con solera, a las que una propiedad nefasta ha llevado a estar con su supervivencia pendiente de un hilo.

Por Kicooper

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