Tiempo de tener los pies en el suelo | La Lupa

Tiempo de tener los pies en el suelo | La Lupa

Barcelona B 4 – 1 Real Zaragoza

EEl sorteo de julio decidió que las dos primeras jornadas de la Liga iban a enfrentar al Zaragoza con Recreativo y Osasuna; por aquellos tiempos nuestro club andaba sin jugadores y sin futuro y los zaragocistas nos pusimos cenizos y auspiciamos un inicio de campeonato con dos derrotas. Tal vez por eso los dos puntos conseguidos en dichos enfrentamientos nos supieron a gloria, a pesar de haber reincidido en ese triste arte de perder lo conseguido a última hora el sábado que los navarros visitaron Zaragoza, y como la imagen del equipo no fue mala, incluso bastante buena en el segundo tiempo del “derby”, alguno comenzó a pensar que todo el monte era orégano y que habíamos dado con la llave mágica que nos abriría de inmediato la puerta del cielo futbolístico, aunque momentáneamente lo fuera en la mediocridad de la Liga Adelante. Es posible que si buscamos algo positivo del varapalo sufrido el pasado domingo en el “Mini-Estadi” lo podamos encontrar en que la derrota nos ha vuelto a poner los pies en el suelo y nos ayuda a confirmar que nos queda un año de sufrir bastante que solamente podremos sacar adelante a base de luchar mucho y despistarnos lo menos posible.

En algunos momentos del encuentro que nos enfrentó a los cachorros “culés” parecía que habíamos regresado al pasado y nos encontrábamos de nuevo en la bochornosa campaña que cerramos en Alcorcón el pasado junio; en concreto cuando durante el primer cuarto de hora deambulábamos por el césped medio dormidos y medio acomplejados ante las embestidas de Adama y compañía, uno tenía la tentación de pensar que no jugaban los hombres comprometidos que habíamos visto ocho días antes, sino que a última hora habían ocupado su lugar una especie de clones de Paredes, Cidoncha, Barkero y compañía. Similares sensaciones tuvimos cuando en la primera mitad del segundo tiempo los defensas blanquillos sufrieron una repentina paralización de sus miembros y recibieron tres goles en los que los jóvenes azulgranas bailaron en el área las últimas danzas de moda.

La visión de un marcador que en un visto y no visto se colocó con un doliente 4-1 parecía una pesadilla cuando desde el “Carlos Lapetra” presumíamos de defensa sólida y equipo conjuntado. Es tiempo de reflexión, y sobre todo de ejercitar dos virtudes nada fáciles de asimilar: la humildad para asumir que ni de lejos nos encontramos entre los gallitos de la categoría y la paciencia para comprender que nos queda un largo camino en el que seguirá habiendo una carga no pequeña de sinsabores.

Afortunadamente y a pesar de que el resultado roza la humillación, hubo alguna luz, pues buena parte del primer tiempo se hizo un buen fútbol y entre las lágrimas de una derrota que se formó en dos patadas se vieron detalles prometedores en jugadores de los que sabíamos poco, como es el caso de Borja Bastón y Eldin Hadjic. Y, sin que sirva de excusa ni justificación, también cabe acudir a la desgracia que supone que te den por bueno un gol inicialmente anulado –con toda justicia en mi opinión- y que se lesione de cierta gravedad uno de los jugadores más en forma del equipo.

Supongo que antes de acudir a una batalla, los soldados más ingenuos adornarán su imaginación con actos heroicos, estrategias brillantes y victorias épicas, aunque a la hora de la verdad toda guerra tiene bastante más de crueldades, cobardías, fracasos y hasta traiciones. Que la derrota frente al Barça B no nos cierre la esperanza que nos estaban creando estrellas emergentes como Vallejo y Whalley, fichajes razonables y seguros como Dorca, Pedro o Galarreta, un equipo comprometido y la posibilidad de hablar sólo de fútbol, pero tampoco sería bueno que no aprendiéramos la lección de que aunque ya no esté quien nos impedía ser futbolísticamente felices, el camino que nos queda sigue siendo largo y tortuoso y la situación no ha quedado libre de ser angustiosa.

Por Falçao

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