¡Aquellos viajes de 1932! (V)
Viaje anecdótico en total y en todos sus episodios, fue cierta visita a Vigo, a jugar contra el Celta de la hermosa capital gallega. Fue el 9 de abril de 1933, y fue además la única vez que se gano allí. El resultado fue de 2 a 3, lo que lleno de euforia a la expedición tras el partido.
Ya el viaje de ida tuvo muchas peripecias. Salieron el viernes para ir a terminar la primera etapa en Benavente, provincia de Zamora, porque ir de un tirón resultaba imposible, con las carreteras de aquella época y los autobuses de entonces. Llegaron a Benavente con tiempo para pasear antes de cenar (prontico) y salir todos juntos a tomar un café mas tarde. Les aconsejaron en el hotel un “café cantante” con cupletistas y todo. Y allí fueron. Se acomodaron en las mesitas mas próximas a un modestísimo y exiguo escenario, y ante el espectáculo de aquellas señoras mas bien gordas, medianamente mal vestidas, cantando con voz de falsete (no tenían otra) empezaron las protestas del “selecto auditorio”, capitaneado por Chomin Chacartegui y Almandoz (³el veneno²), que a base de interrupciones, abucheos y “asnadas” de todo tipo y secundados fervorosamente por el resto del “personal”, armaron un “pandemoniun” mas que regular. El jaleo fue aumentando cada vez mas de tono, tanto, que tuvieron que suspender la actuación de aquellas pobres “piculinas” como decimos en nuestra bendita tierra aragonesa.
Salió un malcarado, bigotudo y barrigudo señor, diciendo con mucha gracia que: “en vista de que la atmósfera estaba muy cargada de electricidad, era conveniente apagar las luces del escenario para evitar males mayores”. A la expedición le hizo mucha gracia el parlamento de aquel ciudadano y la forma de terminar aquella algazara, pero el público no lo tomo así, y hubo muchos que reclamaron el importe de la consumición porque “les habían timado”.
Nuestro grupo, divertido y sin querer, meterse “en camisa de once varas”, se alejo prudentemente y se fueron a dormir, aunque una curiosidad malsana hizo que tras irse a la cama todos los muchachos, el delegado Dr. Paricio en la inefable compañía de Benjamín Simón, fuesen a ver en que había quedado el jaleo. Y lo bueno fue que aquel obeso señor del discursito, al verlos volver, les obsequio con un café y una copa, para compensarles por “las molestias que les había causado la suspensión del espectáculo”.
En una de las paradas “técnicas” del viaje, al bajar del autobús se le engancho a Salicas, aquel formidable medio ala, pequeñito pero rabioso, el pantalón en una de las bisagras de la puerta y se hizo un desgarrón enormemente grande. No llevaba otro traje, y con unos esparadrapos se sujeto mal que bien el desafuero. En la parada que hicieron en Verin, provincia de Pontevedra, para comer, aconsejado por una camarera del restaurante que le dijo de una costurera que vivia cerca, lo llevo para que le arreglara el desperfecto mientras comia, lo que hizo con el pantalón del pijama. La buena mujer no era precisamente un ciclon de rapidez, y tuvieron que esperar casi hora y media, para que le entregara la prenda ya reparada.
Esto les hizo llegar a Vigo bastante retrasados sobre el horario previsto, y no hacen mas que llegar al hotel, cuando el entrenador Felipe Dos Santos, estaba todavía distribuyendo los cuartos, llegan preguntando por el capitán del Zaragoza, unos “botones”, bien trajeados, que le van dando uno tras otro (lo menos cuatro) sendas cartas a Tomas Arnanz “Tomasin”, porque era entonces el capitán que mandaba las huestes Zaragocistas. Nadie le dio importancia al hecho, hasta que mas tarde Tomas se dirigió al delegado de viaje para darle cuenta de la correspondencia.
Las cartas eran de sendas casas “de niñas”, ofreciendo sus servicios, y acompañaban la oferta con una docena y media de tarjetas con la dirección y el teléfono, para que fueran repartidas entre todos los componentes del grupo. Causo estupor y admiración la activa organización de aquellas gentes.
No hace falta añadir que se rieron a gusto con el detalle.
33/34 Almandoz
Por Goal.
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