Diez meses de desgaste

Ha terminado la pesadilla, se acabó el sufrimiento semanal, la ansiedad y la incertidumbre, la tremenda frustración que produce ser consciente de que tu equipo es un grande que navega en aguas secundarias sin tener muy claro ni el rumbo ni el destino.

Ahora aparecerán nuevas razones para la preocupación, para la duda, para el enfado: la continuidad de Ander, las ofertas a nuestros jugadores emblemáticos, los rumores, los fichajes frustrados … los zaragocistas somos así y no tenemos remedio, pero desde el sábado a las 20.30 la inquietud tiene otra naturaleza: volvemos a estar en nuestro sitio, los jugadores, al mando de Marcelino, nos han devuelto la categoría que nos robaron y, con ella, la ilusión y la esperanza.

Casi diez meses paseando por segunda nos ha dejado huella, tras esta temporada de pasión y angustia semanal, de ser ninguneados por el entorno de la Liga BBVA y menoscabados e insultados por algunos sectores de la Liga Adelante, de sufrir la más absoluta ignorancia de los medios informativos nacionales, creo que ya nada será igual. El paso por segunda, a la vez que más fuertes, nos ha hecho madurar, nos ha abierto los ojos. Ahora valoramos más a un entrenador honesto, a un jugador que se vacía, a un equipo comprometido y es posible que demos menos importancia a la posibilidad de fichar un crack mediático, a almacenar internacionales o tener una figura capaz de deleitar con rabonas o taconazos.

He tenido la suerte de compartir, a través de la red, por medio de privados y sms o con una cañita por medio esta temporada con unos cuantos ilustres miembros del foro de aupazaragoza.com y gracias a ellos esto ha sido más llevadero. Por eso les agradezco a Tyler, Jéremy, Villaselección, Cali, Esnaider, Zaraguayista, Odd, rzgz_4ever, … haber sido los compañeros de sufrimiento, haber hecho casi de paño de lágrimas. Y a muchos otros que a través del foro hemos compartido tanta incertidumbre y, también hay que decirlo, esas ilusiones que en los últimos meses han crecido hasta logros que nunca hubiéramos soñado por ejemplo en el mes de febrero.

No vamos a darle al fútbol más trascendencia de lo que tiene, pero lo hemos pasado muy mal. La primera vuelta fue una continua noria de emociones: en cuanto parecía que despegábamos llegaba el jarro de agua fría (Girona, Vigo, Córdoba) y, tras ser líderes la noche siguiente a vencer al Salamanca, la cerramos con una derrota en casa de esas que hacen mucho daños: de un plumazo perdimos el puesto de ascenso y aupamos a otro al carro de aspirantes. Las gestiones en los despachos nos hicieron crecer la bilis hasta el límite: la marcha de Oliveira, el fiasco de Guillerhme, los intentos frustrados con Kepa, Javi Guerrero, Portillo, … el ridículo gestado en el nuevo plazo para fichar … todo salía mal. Tuvimos lesionados semanales: Goni, Ewerthon, Ayala, Pavón, Braulio, Pulido, Songo’o, … fueron cayendo hasta dejarnos una delantera escuálida y un centro de la defensa vacío.

La segunda vuelta batimos records, pero no podemos olvidar la angustia de Anoeta cuando solo pudimos empatar al final y de piscinazo tras jugar infinitamente mejor que el rival, ni el fracaso monumental en Elche el sábado de carnaval, ni la impotencia de ir perdiendo 2-0 ante el peor Alavés de la historia, ni la cara de tontos que se nos puso cuando el Hércules nos remontaba con dos goles de opereta, ni los olés al Sevilla Atlético, ni el penalty de Pulido a última hora en Castalia, ni la remontada del Eibar que casi acaba en tragedia, ni el sufrimiento ante Girona y Nastic, ni los goles anulados a Caffa y a Ewerthon, ni los goles fantasma de Pavón y Zapater, ni el empate ante el Tenerife cuando todo parecía preparado para la gloria, ni un derbi al que desde la ciudad hermana quisieron darle una trascendencia injustificada, ni los rumores envenenados desde Vallecas y Alicante, ….. ni esa ansiedad de las últimas seis semanas en las que, aún estando mejor que nunca, había que ganar o ganar, ansiedad que se extendió hasta el último partido, incluso ganando 3-0 al ser expulsada la “flecha”.

Al empezar la competición hubo ilusos que pensaron que esto sería un paseo, conforme avanzaban las jornadas empezamos a comprobar que ascender iba a ser una empresa complicada y según se llegaba al ecuador, a temer que fuera imposible. Solamente el arreón final, que hay que agradecer a la voluntad de Marcelino, al cambio radical de los jugadores y a la fe y al empuje de la afición, nos devolvió la esperanza, pero siempre fue una ilusión acrisolada en el sufrimiento, en el miedo, en la angustia. Es posible que hasta ese temor al fracaso final nos haya impedido valorar hasta su justa medida el mérito del segundo trimestre zaragocista.

Ya estamos en primera, hemos recuperado lo que nos corresponde, hemos atravesado un desierto que creo que los aficionados no nos merecíamos, pero lo damos por bien empleado y nos sentimos orgullosos de cómo lo hemos sobrellevado; ahora estamos ante la segunda oportunidad, sólo queda desear que el inolvidable final de esta temporada sea sólo el principio de una época distinta, de una época soñada.

Por Falçao.

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