Memoria de un jugador del Iberia

Con todo lo que está pasando ahora en el Real Zaragoza de nuestros dolores, pienso muchas veces en mi abuelo y me preguntó qué diría de todo esto. Vaya, me lo puedo imaginar perfectamente. Porque él conoció la época en la que el fútbol todavía no estaba tan tremendamente profesionalizado, los socios tenían el poder y los directivos eran puestos y depuestos. Pero al margen de todo eso, en sus tiempos había una diferencia aún mayor, algo que se antoja ya irrepetible. Y es que entonces existían en esta ciudad dos equipos furibundamente rivales, que fueron el germen de lo que después sería el Real Zaragoza: los rojos «tomates» del Zaragoza Football Club y los gualdinegros «avispas» del Iberia Sport Club. Y mi abuelo era «avispa» hasta el tuétano.

Recuerdo que, cuando éramos niños, nos sentábamos a los pies del sillón donde él se aposentaba cuando venía a casa de visita y escuchábamos embelesados sus historias, que tenía muchas: de fútbol, por supuesto, pero también de sus victorias en carreras pedestres, de su etapa en la CNT, de su emigración a Barcelona, de la guerra… Crecimos oyéndole contar todas estas cosas, y nos encantaba cómo las repetía siempre igual, haciendo las mismas pausas, deteniéndose en los mismos detalles. Siempre me pareció evidente que la vivencia que recordaba con más cariño y orgullo era su paso por el Iberia. Por desgracia, mi memoria no es tan clara como la suya y ya no recuerdo bien todas esas anécdotas que tan valiosas serían hoy, pero intentaré combinar recuerdos y documentos para rendir un humilde homenaje a mi abuelo, Bienvenido Briz Isiegas, que durante unos años, en la prehistoria del zaragocismo, fue jugador del Iberia.

Bienvenido nació el 4 de julio de 1905 en Cariñena, donde su padre tenía un horno de pan, pero la familia se mudó a la capital en algún momento de la segunda mitad de la década siguiente, porque mi bisabuelo sufría de asma, y al poco de llegar consiguió colocarse en el Ayuntamiento de Zaragoza. No sé exactamente cuándo ni cómo fue que entró en el Iberia, pero al menos sé que ya militaba en los infantiles en 1922, año del que datan estas dos fotos que tuvo la amabilidad de enviarme el ex presidente del Real Zaragoza Ángel Aznar.

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1922. Iberia Infantil en el Campo de la Hípica
De pie: M. Chicot, Cardiel, Sanz, Mañeru, Gómez, Echevarria, Chicot y Pinilla (Capitán)
Sentados: Briz, Belsué, Chauré y Urbano.
17-12-1922. Tercer Equipo del Iberia.
Bienvenido Briz Isiegas sería el jugador marcado
en la foto con un círculo rojo.

 

En la foto de la izquierda, que pertenece a la temporada 1921-22, aparece sentado junto al abuelo de Alberto Belsué. En esa imagen tenía 16 años, pero debió de costarle crecer, porque… ¡se le ve más bien escuchimizado al lado del resto! La foto de la derecha pertenece a la temporada 1922-23 y ya se le ve más parejo a los demás, con los 17 años sobradamente cumplidos. En esta foto no aparecen rotulados los nombres y siempre puede quedar alguna duda, pero… lo cierto es que mis primos se parecen mucho al chico que he marcado con trazo rojo, sobre todo uno de ellos, que es clavadico. Yo, por suerte o por desgracia, me parezco más a mi padre.

El ascenso de mi abuelo al primer equipo del Iberia llegaría en 1925. Se alineó por primera vez con los mayores el 4 de enero, en un amistoso en el Campo de Torrero contra la Selección Rapid del Club Esportiu Europa de Barcelona que terminó con victoria local por 2-0. No fue destacado por el cronista del Diario de Avisos de 5 de enero (no mostrado aquí), pero el entrenador debió de quedar satisfecho porque, cuando el 11 de enero, ya finalizadas las vacaciones navideñas, se reanudó la Serie A del Campeonato de Primera Categoría, volvió a llamarle para cubrir la baja de uno de sus titulares habituales. Y así fue como llegó el gran momento de la vida futbolística de mi abuelo, el día que pudo cumplir su sueño de debutar en partido oficial y nada menos que contra el máximo rival: el Zaragoza F.C.

Como curiosidad incluyo aquí un folleto (también cedido por Ángel Aznar) con los precios de las localidades del Campo de Deportes que tenía el Zaragoza en la Calle Asalto, que oscilaban entre 1,5 y 3 pesetas, salvo para los socios, claro, que entraban gratis. Y el partido se jugaba… ¡a las tres menos cuarto! Al lado del folleto, una fotografía de mi abuelo enfundado en la camiseta avispa que, según me dicen, se tomó ese mismo día (la verdad es que no parece que haya niebla, pero el rival sí parecen los tomates, y la foto cedida por Ángel Aznar es la misma que conservamos en mi familia).

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11-1-1925. Folleto del partido.
11-1-1925. Briz en juego.

De este partido tengo tres reseñas, que he obtenido en la Hemeroteca Municipal de Zaragoza: una que se publicó el 12 de enero en el Diario de Avisos, que era un periódico que salía los lunes, y las dos que se publicaron el día 13 en el Heraldo de Aragón y en El Noticiero. Vale la pena leerlas para ver cómo se contaba el fútbol en aquella época, por el estilo peculiar que se utilizaba y también por la terminología: no se chutaba a puerta, se lanzaba un «shoot»; no se marcaban goles, sino «goals», y no se sacaban faltas, sino «fauls». Resulta también curioso observar los diferentes puntos de vista que tienen los cronistas, y hasta cómo se contradicen cuando señalan al autor de un determinado lance del juego. Y es que hay que tener presente que entonces no había televisión, ni mucho menos repeticiones de las jugadas, ni cámaras que disparasen tropecientas fotos en cada partido. Lo que el periodista escribía aquella tarde-noche era lo que recordaba de lo que había apreciado en el momento según su posición en el campo.

Por lo menos todos están de acuerdo en que Briz jugaba de extremo derecho (y así recuerdo yo que lo decía mi abuelo). Por aquel entonces no se pensaba en otra cosa que no fuera jugar al ataque y la disposición táctica de todos los equipos era el 2-3-4-1. ¡Cinco delanteros! ¿Qué diferencia con lo de ahora, eh? Y ojo que no había sustituciones. Los que salían tenían que terminar el partido, salvo expulsión o lesión grave.

También están todos de acuerdo en que ese día hacía mucho frío y niebla, hasta el punto de que el Heraldo de Aragón tituló su crónica «Un partido en la Siberia». Su autor,«YAQ», alaba sin ambages a los «reservistas» ibéricos, es decir, a los jugadores del equipo inferior, entre ellos mi abuelo. En su narración, el primer gol vino de un centro de Briz recogido por el menor de los hermanos Santías, que avanza y marca. La jugada se repite poco después con los mismos protagonistas, pero esta vez sin cambios en el marcador. El segundo gol vendrá al filo del descanso por medio de Luis Santías, el hermano mayor, que era el capitán y la figura del equipo. En el segundo tiempo, Guerra marca el 2-1 para el Zaragoza en un lanzamiento directo de falta. Y el partido termina 3-1 cuando Briz pasa de cabeza a Ostalé para que remate. Así pues, el Heraldo coincide con mi abuelo cuando contaba henchido de orgullo que en el día de su debut oficial había contribuido con importantes intervenciones a una gran victoria del Iberia.

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13-1-1925. Crónica del partido publicada en el Heraldo de Aragón.
Fuente: Hemeroteca Municipal de Zaragoza

 

Una victoria que el Diario de Avisos empieza diciendo que fue el desquite para los avispas, pues según parece habrían pasado una mala racha contra los tomates, pese a que tengo entendido que en estos enfrentamientos eran más frecuentes las victorias gualdinegras. El cronista «PABLITOS» también opina que los jugadores provenientes del equipo infantil del Iberia «juegan muy aceptablemente». Sin embargo, él aprecia que el primer gol de Santías viene precedido de un avance de Ezcurdia, sin que sepamos de quién había recibido éste. El 2-0 no sabemos cuál de los dos hermanos Santías lo marca. El 2-1 para el Zaragoza no es obra de Guerra, sino de Lafuente. Merece también la pena destacar que el pase de Briz a Ostalé en el 3-1 es calificado de «bonito».

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12-1-1925. Crónica del partido publicada en el Diario de Avisos.
Fuente: Hemeroteca Municipal de Zaragoza

Por último, repasaré El Noticiero, que empieza su «Página de Deportes» con un interesante análisis de «GOAL» sobre la Federación, los altos precios de las localidades, los problemas que podrían llegar a tener las «sociedades que no reparan en gastos», la afición y las circunstancias del partido. Después sigue la crónica de «Pepe TRIBUNA», donde la primera intervención de Briz que se menciona es un centro «flojo» que acaba en nada. En el primer gol coincide con el Heraldo cuando dice que Briz, «muy apurado», logra «centrar adelantado» y el pequeño Santías aprovecha un fallo de la defensa para marcar. También hay coincidencia en que el 2-0 es obra del Santías mayor y que es Guerra quien marca de falta para el Zaragoza. Pero el 3-1, según este cronista, lo marca Ostalé a pase de Cubas.

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13-1-1925. Crónica del partido publicada en El Noticiero.
Fuente: Hemeroteca Municipal de Zaragoza

Por desgracia, ya no tengo a mi abuelo conmigo para que me aclare todos los lances del juego de aquel gélido 11 de enero de 1925, pero no importa. Para mí siempre será el día del gran triunfo de mi abuelo, como lo fue para él.

Como anécdota, revelaré aquí que el 3-1 que indica el marcador en la segunda viñeta del cómic de los 75 años de historia del Real Zaragoza, publicado en 2008 por AupaZaragoza.com, es una suerte de «secreto» homenaje a esta victoria del Iberia en la que Briz debutó frente al Zaragoza F.C.

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Segunda viñeta del Cómic del 75 Aniversario del Real Zaragoza realizado por Bernal en 2008 por encargo de la Asociación AupaZaragoza.com y publicado gracias al inestimable apoyo del desaparecido Diario Equipo.

Sobre su trayectoria posterior, resulta difícil saber cuántos partidos jugó, porque muchas reseñas de partidos son pequeñas y no salen las alineaciones. Yo tengo constancia de al menos otro partido que jugó el 22 de febrero de ese mismo año 1925 en Torrero contra el equipo catalán de la A.S. Las Corts, que según el Diario de Avisos del 23 (no mostrado aquí) finalizó con derrota por 1-0, a pesar de que el equipo jugó bien. No hay mención especial para Briz más allá de su presencia en la alineación. Posiblemente vuelva un día de estos a la Hemeroteca Municipal para examinar más a fondo las crónicas por si se me ha escapado alguna otra reseña donde se le nombre, pero no creo. Mi abuelo decía que dejaron de contar con él para el primer equipo y tuvo que abandonar el Iberia. Creo que acabó por recalar en el Patria Aragón, pero ésa es otra historia.

Y ésta fue la peripecia de Bienvenido Briz Isiegas, uno de los muchos jugadores que construyeron la historia del Iberia Sport Club y, por tanto, la historia zaragocista. En los anales de nuestro fútbol fue tan sólo uno más, nadie especial. En mi memoria pervive como el gran héroe futbolístico de mi infancia. Mi abuelo fue siempre fiel seguidor y socio del Real Zaragoza hasta que tuvo que dejar de ir al campo por motivos de salud al finalizar la temporada 1985-1986, cuando tenía el número 132. Falleció en la Nochevieja de 1993, justo antes de que comenzaran a cosecharse los triunfos de la época dorada de la Recopa. Yo me aboné la temporada siguiente. Desde entonces, mucho ha sido lo que he vivido como zaragocista. Me gusta imaginar que estaría orgulloso de mí.

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1986. Último abono de mi abuelo, Bienvenido Briz.

Por JICBRIZ (Poyet11).

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