Oportunidad: Magnífico club de fútbol con vistas al desastre
“Por no poder atender de forma visible, se vende Sociedad Anónima Deportiva a varias personas solventes (o no solventes) que se digan seguidores del equipo. Altas comisiones. Federación de Peñas incluida en trato. Máximas facilidades de pago. No es necesaria planificación. Ideal comisionistas y testaferros.”
Recuerdo haber visto el anuncio en una web de clasificados. Incluso lo marqué en favoritos, por si a fin de mes me sobraban unos euros. Tonto de mí, no anduve ágil. Con 50.000 euros que hubiéramos juntado los amigos (o con lo que nos hubiéramos ahorrado de un fin de semana sin salir, u oferta menor), hubiera bastado para poder pillar unos euros y echarnos unas risas.
Una oportunidad perdida, sin duda. Dita sea. La semana pasada tenía que haber hecho caso al tipo gordo del bar. Estaba yo echando un café , y como me hierve la sangre con estas cosas, comenté en voz alta que la situación del equipo era insostenible, y que alguien tenía que comprarlo, que no podía ser que una única persona se enriqueciese a costa de todo el mundo, que tenían que ser varias.
El tipo se me acercó, y me dijo con razón que sin el apoyo de los medios, no eres nadie, pero me dió un consejo: “Di la verdad: eres un tipo que siente al equipo, y que vas de parte de un grupo de empresarios de la región, y págales una caña en un Lizarrán; son gente gente seria, profesionales, y te darán la oportunidad de darles a conocer tu proyecto”. Debería haberle hecho caso, ahora lo sé. Hubiera sido tan fácil…
Al dueño lo tengo visto, frecuenta la zona de los juzgados. Un tipo serio, un incomprendido, al que no le acompaña la suerte. Pero un buen hombre, con el que es fácil ponerse de acuerdo. Tendría que haberle comentado el asunto, la idea no era mala. Te doy sesenta pavos ahora, y luego ya si eso vemos cómo nos lo montamos entre todos. Unos refrescos, y a vivir, que son dos días. Entre gente que siente los colores hubiera sido fácil ponerse de acuerdo. El plan era perfecto.
Y estuve a punto, de verdad. Iba decidido a hacerlo, pero leí que alguien con dinero apareció para comprar el equipo, y me eché atrás. Eso y lo del pasaporte, que no lo tengo en regla, porque hace años que no salgo de Europa. Puta crisis, tete.
No obstante, aprendí una lección muy valiosa. Hay que creer en uno mismo, aunque todo indique que no vas a lograrlo, si lo deseas con muchas fuerzas lo consigues. No hace falta nada más, basta con tener actitud.
Definitivamente, debería haberlo intentado: siento los colores, y con decir que los sientes bastaba para cumplir los requisitos. Por si acaso surge otra oportunidad, quiero postularme como posible comprador. Invito a cañas, y puedo juntar a media docena de socios sólo con llamarles, siempre que no haya que poner mucha pasta, que no está el horno para bollos.
Y para que quede constancia: siento los colores como el que más, y lo mismo me gusta ver al equipo perder contra el Madrid que ganar contra el Barsa. Aunque, ahora que me doy cuenta, hace años que no veo fútbol. Paradojas de la vida, supongo, o mala suerte.
Por Rafael.
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