Salida, voz y lealtad

En 1970 el reputado estudioso social germano-americano Albert O. Hirschman publicó un pequeño libro repleto de ideas, sobre lo que sucede en las organizaciones sociales que experimentan un continuo y notorio empeoramiento de sus prestaciones a sus miembros.

En dicho estudio, el analista en cuestión identificó tres grandes estrategias posibles por parte de estos últimos como respuesta al empeoramiento de las prestaciones obtenidas. A la primera respuesta le dio el nombre de “salida”: quienes pueden escapan, buscando mejores prestaciones. A la segunda la llamó “voz”: no se huye, en busca de soluciones alternativas, sino que se permanece, pero protestando y reclamando la recuperación de las prestaciones perdidas. A la tercera y última la denominó “lealtad”: se permanece, no se abandona, mas en silencio o no expresando el malestar, generalmente por temor a que ello empeore las cosas y ahuyente a los menos convencidos.

Dicho esto ¿Cómo está respondiendo el zaragocismo ante un deterioro notable de sus prestaciones? Pues, en alguno de los casos, una pequeña parte, pero significativa ha optado por la “salida”. Esta alternativa frente a las empresas que no cumplen es un sencillo “este producto no lo compro más”, como respuesta del cliente inconformista. En nuestro caso alguno se lo está tomando al pie de la letra considerando que el Real Zaragoza ha pasado definitivamente a ser una SAD. Otros, la gran mayoría, como es mi caso, por muy cabreado que esté, entienden que el club es mucho más, es un sentimiento que está por encima de quien dirija la empresa, de quien le atienda, y de los resultados que se obtengan. Lo más importante de entre las cosas que menos lo son.

La “voz” es otra de las alternativas, la protesta, la reclamación de que las cosas se pueden hacer mucho mejor, que se produce especialmente con la llegada de los momentos más críticos de este progresivo declinar. En nuestro caso, como sucedió esa noche de diciembre contra el Athlétic de Bilbao. Naturalmente, parece que por las encuestas, por las opiniones que uno lee aquí, es la opción mayoritaria del foro, puesto que es un sitio donde por encima de todo nos gusta opinar. De lo que sea, pero opinar, hasta si de el botijero debe estar sentado o de pie. De si el césped esta alto o bajo. De si Gay se debe dejar perilla o no. Somos, compañeros, opinadores profesionales. No es que tengamos más relevancia que otros aficionados, no es que seamos representativos de lo que piensa el zaragocismo, como tristemente he leído por ahí estos días, es simplemente que somos miembros muy activos del mismo, que pasa tiempo delante de un teclado, de una pantalla, siguiendo lo que sucede en el club y dando nuestra opinión sobre ello.

Por último, y como tercera alternativa, esta la “lealtad” del que permanece en el grupo en silencio, del que no expresa su malestar, es la vía, como ejemplo, por la que ha optado el Colectivo. Es la que espera que las cosas cambien desde dentro de la organización. Es la opción a la que se aferro el sábado el consumidor tipo de La Romareda. Es otra elección más, es simplemente otro modo más de enfrentar la situación como miembro de la organización. ¿Es un zaragocismo más conformista? quizás si, pero al fin y al cabo zaragocismo.

Después de unas horas cabreado, el paso siguiente tiene que ser el de la reflexión, el de la búsqueda de la compresión y el entendimiento del grupo, la unión del zaragocismo. Yo ya he encontrado mi forma, que aquí queda expresada en unas letras mal “ajuntadas”. Desde aquí animo a que cada uno encuentra la suya. Animo al entendimiento de las partes. Porque nos necesitamos unos a otros. Porque solamente desde la unión haremos lo que queremos más fuerte. Porque a pesar de la salvación deportiva el club sigue atravesando serio peligro. Porque el Real Zaragoza nos necesita.

Por Lobo Diarte.

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