Silencio Cómplice

“Quien calla otorga”. Con ese dicho tan popular (que para dejarlo más claro viene a decir que quien guarda silencio ante un hecho de una manera indirecta está apoyando el mismo) podemos definir la actitud del zaragocismo ante lo que está pasando en el club.

El Real Zaragoza está destruido. El descenso ha sido tan solo “una más” de las muchas desvergüenzas de este club. Tras tres temporadas agónicas el Real Zaragoza vuelve a caer a la segunda división. Pero, si lo analizamos fríamente, el descenso es un mal menor. En estos años el club está en ruina total. No tiene activos para poder vender o sacar un rendimiento económico. La deuda es totalmente inasumible. Los fichajes que han venido son de una calidad ínfima. Se baten records negativos en el aspecto deportivo. Descrédito. Acusaciones de compra de partidos. Un largo etcétera en el que es imposible sacar algo bueno y que si alguien intenta destruir a propósito no consigue superar al Real Zaragoza actual.

Ante todo este despropósito es de suponer que la afición zaragocista, el zaragocismo, este poco menos que levantado en armas contra una gestión tan infame. Pues no. Por increíble que parezca (no lo parece, lo es) el zaragocismo lleva viviendo estos años en la inopia. Inexplicable, pero es así.

Esto no es el Real Zaragoza. Esto es otra cosa. Lo que hemos conocido al verdadero Real Zaragoza lo tenemos muy claro. No hace falta irnos a las grandes gestas, si no al Real Zaragoza normal.

Obviamente si vemos que ha habido un cambio tan sumamente a peor es lógico pensar que alguien alce la voz. Que alguien proteste. Que alguien diga o haga algo. Pero no, el silencio es la tónica general en el zaragocismo. El silencio cómplice de una gestión nefasta que está condenando a nuestro club a la desaparición. ¿Las razones de esta actitud? Personalmente no alcanzo a comprenderlas. Aparecen excusas tales como “si Agapito no se va a ir por mucho que protestemos”, “si no va a vender”, “si no va a servir de nada”, etc.

Lo más curioso de todo es el cambio radical que ha sufrido la afición en apenas diez años. Desde siempre la afición del Real Zaragoza ha sido excesivamente exigente y, por qué no decirlo, en muchos momentos terriblemente injusta con sus jugadores y con el club. Una afición que llegó a estar en uñas con un equipo que estuvo toda la temporada en puestos de Liga de Campeones y que llegó a la última jornada con opciones reales de ser campeón de liga. Una afición que llegaba a pitar a jugadores cuando iban a salir al césped porque, según su criterio, no rendía más de lo que tenía que rendir. Una afición que pitaba al equipo porque, independientemente del resultado, el fútbol del equipo no era de la calidad esperada. En muchos casos actitudes totalmente incomprensibles. Pero bueno, allí estaban.

Cuando analizamos como era esa afición a la que era imposible contentar y vemos como ahora se traga con absolutamente todo y no se dije o hace nada. Es para hacer un estudio sociológico.

Volviendo a echar la vista atrás recuerdo el último partido de la temporada 2000/2001. El equipo tras una pésima temporada (aunque estaba por jugar las semifinales de la Copa del Rey), llegaba a la última jornada jugándose el descenso. Aquel día La Romareda estalló ante todo. Ante una temporada tan nefasta y ante una gestión basada en gastar lo mínimo. El enfado quedó muy patente y Solans, presidente por aquel entonces, se fue a casa con el mensaje bien claro.

¿Y qué ocurre ahora?, ¿Por qué ese cambio?, ¿Por qué ese pasotismo ante unos hechos que son cien veces más graves de los de aquel entonces? La lista de despropósitos en todos los aspectos durante estos años es prácticamente infinita. Y nada, silencio. Jamás lo entenderé.
El descenso era la ocasión perfecta para la movilización social. Podía ser la gota de un vaso que lleva colmado mucho tiempo. Las anteriores temporadas el equipo de mejor o peor manera se había salvado pero ahora no. Antes no había excusas para no protestar pero ahora casi era una obligación. Silencio. Silencio cómplice.

Durante este tiempo aparecieron varios grupos de aficionados (mientras otros guardaban silencio) que cansados de la situación iniciaron diversas acciones para aglutinar a la afición del Real Zaragoza ante esta situación. Medidas como la “agapitada”, “agapirada” o diversas concentraciones. Medidas que algunas funcionaron más y otras menos. A título personal diré que aunque estaban bien debían de ser prolongadas en el tiempo e ir complementándolas. Pero bueno, ahí estaban. Al menos hubo gente que lo intentó. Al menos hubo gente que a falta de minutos para que el Real Zaragoza gastase el último cartucho para seguir en primera división hubo gente que se plantó en la puerta de las oficinas del Real Zaragoza a protestar mientras otros se tomaban la cerveza de rigor en el bar de turno.

También allá para Junio apareció por sorpresa Visus y su proyecto de crowfunding. Una novedosa idea que consistía en recaudar dinero para poner encima de la mesa una oferta para la compra del club. Mejor o peor por fin aparecía una opción real para intentar remontar la situación. El proyecto fue un total fracaso. Estuvo muy mal organizado desde dentro, los medios de comunicación apenas lo nombraron (aunque creo que en algunos medios pasaron de este proyecto muy premeditamente) y lo que es peor, el zaragocismo tampoco volvió a estar ahí.
A lo mejor el proyecto de Visus era tan solo una excusa. La chispa para encender todo de una vez aunque el proyecto fracasase. El inicio para que de una vez el zaragocismo se levantase. Pero tampoco. Imposible. El zaragocismo sigue aletargado en la inopia guardando silencio por causas inexplicables.

Llegados a este punto el que esto escribe, al que se le llevan los demonios cuando ve lo que sucede con su Real Zaragoza, llega a la conclusión de que el zaragocismo no ha tirado la toalla… es que ni se ha subido al ring. Zaragoza (o el zaragocismo) nunca se rinde… es que se ha rendido ya.

La afición ha hablado. Y ha guardado silencio. Dudo mucho que vaya a haber cambios en este respecto pero yo los apoyaré si los llega a haber.

Todo es una pena. La cosa esta llamada Real Zaragoza es una ponzoña infecta y vomitiva. Todo está destruido. Todo da asco. Y nadie dice nada.

“Quien calla otorga”, con esta expresión comenzaba este artículo. Y la terminó con aquella de “Llora como mujer lo que no supiste defender como hombre”. Que cada cual lo interprete como quiera.

Por Cuñao.

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