La salud, ese tesoro que tanto apreciamos cuando nos falta. O la poca salud. Este equipo tiene cara de poca salud. Y tuvo que mostrárnosla justamente ante el equipo iruñarra, ante el escudo que muestra en su cara esa misma palabra en la lengua de Atxaga. Triste mensaje. Paupérrimo paisaje.
El Real Zaragoza disputó ayer un estéril partido de fútbol que acabó con la paciencia de la joven, energética y fidelísima afición zaragocista. Un partido que nos avergonzó e irritó a partes iguales porque no satisfizo las expectativas y necesidades del equipo. Antes al contrario, en ningún momento supo leer adecuadamente la situación y se dejó empatar por un muy escaso Osasuna, que con una propuesta débil pudo llevarse los tres puntos. Al final, un desastroso empate.
Idiakez confió en su equipo base, jugando con la presencia de Eguaras y confiando el centro de la defensa a Verdasca y Perone, en lo que acabaría siendo una decisión más que equivocada. Con una retaguardia de chupete sucio y un centro del campo que físicamente no estuvo y táctica y técnicamente se extravió, el Zaragoza no encontró en ningún momento el camino fluido a la portería de Rubén. La rígida estructura defensiva de Osasuna fue suficiente para ahogar la creatividad zaragocista. La escasa salida del balón, escenificada en la interminable sucesión de pases insustanciales que Verdasca y Perone nos regalaron, fue un suplicio insufrible. Con la sola ubicación de sus piezas el equipo navarro maniató los filtros y evitó cualquier combinación interesante.
Entre tanto, en el minuto 23 se produjo una de esas jugadas que envilecen al fútbol. Un fuera de juego no detectado y un penalti que no fue. Todo en el mismo pack. La decisión arbitral abrió la espita de la indignación de la afición blanquilla, que comprobó estupefacta cómo una vez más la injusticia nos golpeaba. Afortunadamente, el gran Cristian, el mejor portero de la categoría, detuvo el lanzamiento de Brandon, algo que la grada celebró como si fuera la victoria final. Catorce minutos después Verdasca remató un delicioso centro de corner botado por Zapater logrando el 1-0. Más por increíble que por merecido, el hincha zaragocista estalló de júbilo y sacó pecho ante su rival favorito.
Pero todo cambió tras el descanso. Osasuna salió con energías duplicadas y el Zaragoza no supo acoger con firmeza los embates visitantes. Los primeros minutos fueron rojillos y el zaragocismo temió volver a vivir la misma pesadilla que otras veces. Esos segundos tiempos que han sepultado al equipo aragonés, esos segundos tiempos siempre perdedores. No llegó el gol de Osasuna al principio. Incluso pudo adelantarse el equipo del león si Álvaro hubiera rematado bien un balón suelto ante Rubén. Pero no fue. Y lo que sí fue que el equipo navarro remató después de un grave error de Álvaro, omnipresente en la microhistoria del partido de ayer, que entregó mal un balón a Eguaras. El presente lo aprovechó Brandon para igualar el choque y regalarnos un jarro de pacharán frío que no recibimos de buen grado.
Quedaba media hora de sufrimiento. Media hora de fracaso futbolístico que poco a poco fue derribando el edificio de la ilusión. La salida de Soro en la primera parte por el lesionado Gual anunció leves destellos de construcción ofensiva, pero la disposición de los jugadores zaragocistas en el campo y su disponibilidad para la batalla razonable y razonada no eran las apropiadas. De todo ello se aprovechó Osasuna, que manejó las acciones con oficio y se benefició de la actuación de un equipo arbitral inepto. Un ejemplo, de entre los varios, que prueban esto es el penalti no pitado a Pombo cuando recibió un pisotón por parte de Aridane. No importó. Nada habría cambiado en el discurso futbolístico de un equipo seco de alma y alborotado en la interpretación del juego, con un entrenador oculto tras sus decisiones discutibles. Nos ofreció como solución la entrada de James por Eguaras y el movimiento de Ros para convertirse en vértice del rombo, pero el partido tenía más aroma a San Fermín que a Virgen del Pilar, como así lo demostraron un balón al palo y un rechace de Cristian que no entró porque Lasure lo evitó sobre la línea de gol.
Y ahí, sobre una delgada línea azul, trata de mantener el equilibrio este equipo que nos prometió tardes y noches productivas pero que no es capaz de edificar sobre ninguna piedra un edificio mínimamente sostenible. La crisis ya ha llegado y solo esperamos que no lo haya hecho para quedarse. La sensación de orfandad es grande y lo peor de todo es que la certeza asoma por la esquina de la desesperanza. Hará bien el staff técnico en abordar sin dudas una situación que amenaza los cimientos de un proyecto llamado a objetivos más dignos, como es regresar a casa. A Primera.
Real Zaragoza:
Cristian Álvarez; Benito, Perone, Verdasca, Lasure; Eguaras (Igbekeme, 70), Javi Ros, Zapater, Pombo; Marc Gual (Soro, 31) y Álvaro Vázquez.
CA Osasuna:
Rubén Martínez, Lillo, Unai García, Aridane, Clerc; Oier, Íñigo Pérez (Fran Mérida, 46); Perea (Roberto Torres, 62), Rubén García, Barja (David García, 86); y Brandon.
Goles:
1-0, min. 37: Verdasca. 1-1, min. 63: Brandon.
Árbitro:
Sagués Oscoz (Comité Vasco). Amonestó a Verdasca (21), Aridane (23), Zapater (69), Soro (84), Pombo (89) y Ratón (90, en el banquillo).
Incidencias:
Partido de la 8ª jornada de LaLiga 123 disputado en La Romareda ante 23.938 espectadores.
Cristian: 5. Sobresaliente. Es un portero grandioso.
Benito: 1. Frágil e inestable, tanto en defensa como en ataque.
Verdasca: 1. Le salva el gol que logró. El resto, deplorable.
Perone: 1. Inexacto y nervioso, debilitó la línea defensiva.
Lasure: 2. Gran trabajador, tuvo altibajos pero salvó el gol de la derrota.
Eguaras: 2. Le falta mucho recorrido. Ayer no encontró salidas razonables.
Ros: 2. Irregular. Tuvo momentos de coraje, pero también de incertidumbre.
Zapater: 1. Escaso físicamente, cuando le falta fuerza pierde su sentido.
Gual: 1. Trabajó, pero se lesionó pronto.
Pombo: 3. Tuvo acciones muy meritorias, pero le faltó rematar su trabajo.
Álvaro: 1. No se encontró a sí mismo y falló un gol. Su error provocó el empate navarro.
Soro: 2. Clarificó la mediapunta, pero no halló el último pase.
James: 2. Trabajó con denuedo y oxigenó el centro del campo.
por arrúa 10 (Real Zaragoza, Aire Azul)
@japbello
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