Real Zaragoza 1 – 2 R Betis | Crónica

La incomodidad del anfitrión

Al acabar el partido de ayer un fino escalofrío recorrió el espinazo del zaragocismo. No por la derrota, que, al fin y al cabo, se produjo de forma ya conocida y repetida esta temporada, sino porque a poco que proyectemos el futuro recogeremos datos para la preocupación. Y eso que la afición despertó en un par de momentos el espíritu del «Sí, se puede», pero no hace falta ser muy perspicaz para notar la humedad del agua que entra por esas imperceptibles vías de agua que conviene taponar lo antes posible.

El partido siguió el guión que todos habíamos trazado antes del pitido inicial. Dos equipos que se manejan muy bien a la contra, que no desean hacerse con la posesión del balón y que prefieren que el otro se haga propietario del vacío para yo quedarme con la vida. Por eso los primeros veinte minutos fueron una amalgama de pases insustanciales y balones sin dueño que buscaban el hueco por el que transitar y ninguno de los dos porteros vieron de cerca a sus compañeros ni aprendieron las formas del escudo de los contrarios. Así fue hasta el minuto 28, momento en que el Real Zaragoza le dio al botón de arranque y activó toda una batería de ocasiones que dispusieron el calor en las gargantas de los aficionados, muy dispuestos a cantar el gol que todos adivinamos. Postiga se quedó casi solo ante la puerta bética, Álvaro remató de cabeza, Postiga de nuevo en casi remate bajo palos, Montañés disparó cerca del poste, Víctor vio cómo se le adelantó Beñat y Apoño disparó contra la barrera. Todo eso ocurrió en apenas quince minutos, quince suspiros en medio de los cuales se vivió la emoción del logro. Sin embargo todo el castillo se derrumbó cuando Rubén Castro, siempre Rubén Castro, otra vez Rubén Castro, se hizo con un balón largo y le rompió la cara a la retaguardia blanquiazul en el minuto 44. Bofetada a la ineficacia y a la bisoñez.

La apuesta por un equipo un poco más ofensivo con la inclusión de Eduoriol había fracasado y lo peor era que mirando al banquillo no cabía ninguna alternativa ofensiva que nos permitiese tener la esperanza de remontar, una vez consumado el desastre de la huida de Aranda hacia otros territorios en los que volver a fracasar como jugador. O se seguía igual que hasta ahora y teníamos algo más de suerte o estábamos fastidiados. Y eso hizo Jiménez. Imagino que habría charla en el vestuario y gritos de ánimo con los que procurar que el alma no se le rompiese al equipo ante la adversidad.

La segunda parte se presentaba muy cuesta arriba y los argumentos eran los mismos que los de la primera, siendo que el equipo había merecido más y se había mostrado como algo más confiado en sus posibilidades que en otros partidos. El balón circuló con algo de picardía por los alrededores de la portería bética, pero los de Mel seguían mostrando hambre y cada posesión forastera era una amenaza. Y así ocurrió que la defensa zaragocista protagonizó un error que propició que Molina se plantase ante Roberto y lograse el segundo para el Betis. Desesperación de Álvaro, que hasta ese momento había hecho un buen partido y había estado, incluso, a punto de lograr gol hasta en un par de ocasiones, pero que ahora veía cómo una mala gestión del balón facilitaba ese segundo gol. Muy pesada losa la que cayó sobre la Romareda, que, sin embargo, llevó en volandas a sus chicos para que estos aún pudieran dibujar varios momentos de valor. Sobre todo después de que Roberto realizase dos grandiosas paradas a disparos de Rubén Castro y Montañés lograse un gol que acortaba distancias y alargaba la esperanza.

Fue inútil el esfuerzo del equipo; fue inútil el aliento de la Basílica. El Betis se arrugó un tanto ante el empuje del corazón del león, pero eran demasiadas las urgencias de los locales y grande la imprecisión de sus acciones, como se pudo comprobar en las postrimerías cuando Apoño realizó una magnifica jugada de desborde pero que fue incapaz de culminar correctamente. A todo ello se había sumado la pobreza en los recambios del Real Zaragoza, que tuvo que echar mano de la furia de Zucculini, la delgadez futbolística de Ortí y la inmadurez de Álamo para tratar de hacer lo deshecho, pero ni quedaba tiempo ni había recursos. Una jornada más, el hogar fue, lejos de la dulzura que se le supone, agrio como un desamor inmerecido. 

Ficha Técnica

R. Zaragoza:
Roberto; Sapunaru (Ortí, min.74), Loovens, Alvaro, Abraham; Apoño, Movilla; Edu Oriol (Zuculini, min.62), Víctor (Javi Alamo, min.84), Montañés; y Postiga.

R. Betis:
Adrián; Chica, Amaya, Mario, Nacho; Beñat (Rubén Pérez, min.79), Cañas; Campbell, Salva Sevilla (Pozuelo, min.72), Nosa (Jorge Molina, min.53); y Rubén Castro.

Goles:
0-1. min.45. Rubén Castro; 0-2. min.57. Jorge Molina; 1-2. min.77. Montañés.

Arbitro:
José Antonio Teixeira Vitienes, del C. Cántabro. Amonestó con tarjeta amarilla a los locales Movilla, Alvaro, Abraham y Postiga y a los visitantes Cañas y Amaya.

Incidencias:
partido correspondiente a la decimoctava jornada de liga disputado en el estadio de La Romareda de Zaragoza ante unos 17.000 espectadores. Se guardó un minuto de silencio en memoria del recientemente fallecido Fernando Esnaider, hijo del exjugador zaragocista Juan Eduardo Esnaider, y también por Rafael Cruz, delegado de la cantera del Real Betis, que falleció ayer.

Puntuaciones (de 0 a 5)

Roberto: 3. Dos paradas suyas impidieron que un 0 – 3 cerrase el partido antes de tiempo, pero en el primer gol pudo haber hecho algo más.
Sapunaru: 2. No fue el lateral expeditivo y bien colocado que conocemos. Su lento repliegue creó espacios enormes que Rubén Castro aprovechó fenomenalmente.
Álvaro: 2. Su error y posterior nerviosismo le hicieron firmar un partido menor, pero su primera parte fue buena en defensa y notable ofensivamente.
Loovens: 2. Muy lento y peor colocado que de costumbre. Sufrió muchísimo con la movilidad de los atacantes béticos.
Abraham: 3. Muy bien en ataque, le costó en ocasiones coser su lateral.
Movilla: 2. Vivió un partido de altibajos. A sus buenos movimientos técnicos sumó algunos errores tácticos, como el del primer gol.
Apoño: 3. El malagueño ganó enteros conforme avanzó el partido. Quiso el balón y estuvo mandón, pero algo lento en sus acciones.
Edu Oriol: 1. Ineficaz en su labor. No consiguió desbordar y no logró combinar ninguna jugada de peligro.
Montañés: 4. Muy rápido, valiente y osado. Luchó cada balón, encaró con bravura y logró el gol.
Victor Rodriguez: 3. Estuvo ágil en la interpretación del juego y se movió con calidad por toda la frontal. Ganó muchos enteros cuando pasó a la banda, el universo en el que nos deslumbró a principios de temporada. Su hogar.
Postiga: 4. Impresionante trabajo. Gran calidad en el control, sabe esperar la llegada de sus compañeros incluso cuando ésta no se produce. Lo pelea todo y con todos. Sólo faltó el gol.
Zuculini: 3. Su bravura y atrevimiento le hicieron mucho bien al equipo Necesario en partidos como el de ayer.
Ortí: 2. Participó en un par de jugadas interesantes y su rapidez le puede venir bien al equipo, a pesar de la falta de ritmo que muestra.
Álamo: 2. Estuvo muy poco tiempo pero mostró mucho interés en desbordar y afrontar posiciones de servicio.

por arrúa 10 (Real Zaragoza, Aire Azul)
@japbello

aupazaragoza

Deja tus comentarios el foro de AupaZaragoza.com. El Real Zaragoza es nuestra pasión.

Comentarios

(required)