Sin excusas | La Lupa

Real Zaragoza 1 – 2 Betis

Este mes se cumplen 19 años de «Jar of Flies», un EP acústico de Alice In Chains que contiene el tema «No Excuses», donde el desaparecido Layne Staley cantaba: «ya vale de disfrazar la verdad que he vendido». A nadie se puede ocultar ya el hecho de que este Real Zaragoza se atasca cuando tiene que llevar la iniciativa. Seis derrotas en casa no son casualidad y no se pueden poner excusas, sino soluciones.

El partido contra el Betis tiene poca historia. Estamos hartos de verlo repetido una y otra vez. El Real Zaragoza mantiene un dominio ficticio, con posesión de balón pero sin verticalidad. Apenas disparamos a puerta y mucho menos entre los tres palos. Tan solo a balón parado creamos algo de peligro. En cambio, al rival le basta un contraataque para hacernos muchísimo daño. Así ocurrió en la primera jugada de peligro del Betis, que su portero aprovechó una jugada mal finalizada por el Zaragoza para sacar el balón a medio campo, desde donde salió rápidamente un pase al hueco para que Rubén Castro marcase el primer gol en un remate raso que, por una vez, Roberto no pudo parar. Ya en la segunda parte, Jorge Molina falló a bocajarro y en jugada posterior Alvaro le regaló un absurdo despeje corto para que pudiera enmendar su error y marcar el 0-2. Con el Zaragoza volcado en busca de la remontada, el equipo sevillano tuvo todo a su favor para sentenciar ante un Roberto que esta vez sí se lució con una doble parada. El golazo de Montañés pareció dar algo de vida al partido, pero el Betis solo tuvo que controlar nuestras inanes acometidas.

Y digo inanes, porque es evidente que a este equipo le falta mordiente. Por supuesto en la delantera, donde no hay recambios ni complementos adecuados para Postiga, especialmente dado el empeño de Aranda (perfectamente representado en el Rugidico de esta semana) en dar la enésima espantada de su carrera deportiva. Pero tampoco en otras zonas del campo, y quizá no sea tanto por que falten jugadores de otro perfil (que también puede ser) como por funcionamiento táctico. Lo que ya me escama es que se empiece a decir que si la mala suerte, que si los árbitros, que si los fallos individuales, que si la ansiedad, que si el trabajo y el sacrificio… Señores, dejémonos de excusas. Seis derrotas en casa dicen que hay un problema estructural en el juego de equipo. Y ahí Manolo Jiménez tiene que hacer lo que sabe hacer: buscar soluciones.

Pero no sólo él. El Real Zaragoza como entidad está arruinado, pero todo el mundo lo está y aun así se mueven jugadores. Lo hicimos en verano y lo tenemos que hacer ahora. No hay excusa posible. Un equipo de fútbol gana partidos metiendo goles y normalmente los goles los meten los delanteros y no tenemos delanteros. Es así de sencillo. Postiga está haciendo una gran temporada pero no quiero ni pensar lo que pasaría si… pasara lo que no quiero ni pensar.

Manolo Jiménez ha hecho y está haciendo todo lo que puede para sacar adelante su proyecto y estoy seguro de que lo seguirá haciendo. Pero es un proyecto que se asienta sobre bases mucho menos firmes de lo que muchos parecen creer. Esta temporada tenemos un equipo más apañado para luchar por la salvación, sí, pero todos sabemos que para conseguir ese objetivo hay que mantener el tipo en el campo propio. Sin embargo, la inusual tranquilidad con que nos hemos comido los turrones este año se basa exclusivamente en la sorprendente capacidad que estamos demostrando para puntuar fuera de casa y también sabemos que lo normal será que eso resulte cada vez más difícil a medida que vaya corriendo la Liga, porque todo el mundo tendrá urgencias y tratará de hacerse fuerte en casa para salvarse el culo. Y mientras tanto, a nuestra casa vendrán Madrid, Barcelona, Atlético y Valencia, así que también nos va a resultar cada vez más difícil puntuar en La Romareda.

A ver si nos vamos a acomodar y nos vamos a ver en la situación inversa a la de otros años, en que estábamos abajo y fuimos capaces de salir de ahí a costa de equipos que se las prometían muy felices y, cuando se vieron metidos en el barro, no supieron salir. Por eso es imperativo encontrar la solución a este serio problema cuanto antes. Y como decía la canción de Alice In Chains: «Sin excusas, entonces lo sabré».

Por Poyet11

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