¡Cariño, ya estoy en casa…! | La Lupa

Real Zaragoza 5 – 3 Dep. Coruña

Quién no recuerda la memorable escena de la inquietante y espléndida película de Kubrick El Resplandor, en la que Un trastornado Jack Torrance destroza con un hacha la puerta del baño donde se ha escondido su aterrorizada mujer y asomándose por el boquete abierto le anuncia su vuelta al hogar.

El Real Zaragoza ha estado poseído por los espíritus del Overlook desde hace demasiado tiempo, tanto que algunos empezábamos a olvidar glorias pasadas y otros no las habían conocido jamás. Pero ahora… ahora a todos empieza a apetecernos reventar a hachazos la puerta de la Liga, la puerta de todos aquellos que se han mofado, que te daban palmaditas de condescendencia desde la poltrona correligionaria de los grandes y gritar alto y claro que hemos vuelto. Y que se preparen.

Esto es otra cosa. De nuevo empieza a ser entretenido ir a La Romareda, se ha recuperado el espíritu del equipo que no baja los brazos, que lucha y que incluso a ratos practica un fútbol de alto nivel. Así, sí.

Ahora bien, que nadie encienda los cohetes aún. El propio Manolo Jiménez creador y ejecutor del sorprendente renacimiento del muerto lo dijo ayer. Aún no hemos hecho nada. Estamos en el camino correcto, hay motivos para la alegría y la esperanza, pero seamos cautos.

El partido ante el Deportivo fue divertido, emocionante y bonito, pero el Real Zaragoza no empezó bien. Los dos clamorosos errores de Zuculini pusieron demasiado pronto y de forma poco justificada al equipo gallego en cómoda ventaja. Y a fuerza de ser sinceros estuvo más cerca el 0-3 que el 1-2, pero fútbol es fútbol. En lugar de sentenciar, el Deportivo se hizo el harakiri con un penalti tan claro como idiota y una expulsión absurda pero justa. Y a partir de ahí, con el equipo aragonés volcado y la grada vibrando como antaño se obró el espectacular milagro impulsado por miles de corazones deseosos de volver al lugar que les corresponde por derecho.

Este equipo funciona. Por fin se ve actitud y aptitud, por fin los niños pueden elegir a su jugador favorito entre una interesante serie de buenos peloteros. La brillante conexión entre Víctor Rodríguez y Hélder Postiga ha de darnos muchas alegrías, La defensa se está asentando con Álvaro y Abraham y sobre todo con un excelente Sapunaru, que defiende y ataca con una solvencia que hacía años que no veíamos por estos pagos. El centro del campo con Movilla, Apoño y Montañés funciona y crea opciones de gol, Manolo Jiménez acertó sacando a Aranda y la maquinaria engranada a puro de esfuerzo y entrenamiento comenzó a funcionar hasta desarbolar completamente a los coruñeses que no sabían como frenar la avalancha blanquilla.

El Objetivo debe seguir siendo el mismo, mantener la categoría sin demasiados apuros y crecer, no dejar de crecer. La temporada que viene será el momento de empezar a hablar de proyecto deportivo, de, por primera vez en años, reforzar y no reconstruir. Pero de momento vamos a disfrutar el retorno, porque nos lo hemos ganado con creces. Es hora de que una nueva generación de zaragocistas empiece a disfrutar de la diversión del fútbol, de que puedan volver a decir con orgullo que ellos no son ni del Barça ni del Madrid, que ellos son del Real Zaragoza. Aún falta mucho, solo hemos empezado a andar el camino con timidez y con toda la prudencia del mundo. Pero ahora sí, se ve la luz al final del túnel, que ya era hora, demonios.

No me digas que fue un sueño y si lo es, no me despiertes.

Por Gualterio Malatesta

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